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Contrastes en torno a la ciudad perfecta

Seis barrios dispares, una notable diferencia de renta entre norte y sur y la inmigración definen un distrito muy diverso

Pablo León
El Dragón de La Elipa, uno de los iconos del distrito.
El Dragón de La Elipa, uno de los iconos del distrito. LUIS SEVILLANO

El arquitecto Arturo Soria tenía una idea para organizar la periferia de Madrid: crear una ciudad jardín perfecta. Alargada y atravesada por una calle que serviría como eje de comunicación. Su proyecto de Ciudad Lineal, de finales del siglo XIX, comenzó en el cruce de las actuales calles de Alcalá y Arturo Soria, hacia el norte. La calle que homenajea al arquitecto vertebra —junto con su continuación por la avenida de Hermanos García Noblejas— y da nombre a este alargado distrito con notables diferencias sociales.

El norte es acomodado, y el sur popular

El norte es acomodado, como el Pinar de Chamartín, mientras que sur posee un carácter más popular. La calle de Alcalá, al lado de la Junta de Distrito, delimita la frontera entre esos dos mundos. “Es una zona muy diversa”, describe Yolanda Rodríguez (Madrid, 1966), concejal del distrito. “Con problemas diferentes”, agrega. “Arriba preocupa la limpieza; abajo hay tensiones por la integración social o el acceso a la vivienda [el primer desahucio de la era Carmena tuvo lugar en este distrito, pero se acabó parando]”.

“No se ha realizado una integración plena”, dice Rodríguez sobre la convivencia con las comunidades latinoamericanas. Un 13% de los 214.256 habitantes del distrito son inmigrantes. Más de la mitad (55%) provienen de América Latina y se concentra en Pueblo Nuevo y Quintana, dos de los seis barrios de Ciudad Lineal. “Hay bares donde solo van latinos, peluquerías de latinos o tiendas de latinos”, describe Fernando Arias, residente en el barrio. “Estamos intentando fomentar actividades en las que se produzca una mezcla”, dice Rodríguez. Como ejemplo pone la conmemoración del 206 aniversario de la independencia de Ecuador, que, en colaboración con la Embajada del país, se celebró el pasado 10 de agosto en esos barrios.

La Junta acaba gestionando en torno a 6 o 7 millones de euros

Con un presupuesto de 29 millones de euros para este año, “aunque la Junta acaba gestionando en torno a 6 o 7 millones de euros”, apunta la edil, el distrito cuenta con una población algo envejecida y un movimiento asociativo potente. “Me he reunido con varias asociaciones vecinales que me han comentado sus preocupaciones; el espacio para organizarse es una de ellas”, resume Rodríguez, que cada viernes recorrerá uno de los barrios de los dos distritos de los que es responsable [además de Ciudad Lineal está al frente de Hortaleza].

“Percibí mucho descontento por parte de los vecinos y suspicacias de funcionarios, con respecto a varios contratos cerrados por mi antecesora”, arremete contra Elena Sánchez Gallar (PP). “Queremos hacer una auditoría de la junta”, zanja Rodríguez, que añade que se encontró con el presupuesto para este ejercicio esquilmado.

La Almudena, uno de los cementerios más grandes de Europa, con más de cinco millones de cuerpos reposando en su interior, también forma parte del territorio de la edil de Ahora Madrid. Entre sus tumbas, además de personajes como Lola Flores, Tierno Galván o Ramón y Cajal, una placa conmemora a las 13 Rosas, el grupo de jóvenes fusiladas en uno de los muros del camposanto el 5 de agosto de 1939. Mientras, detrás de la capilla yacen ocho aviadores nazis pertenecientes a la Legión Cóndor, que de vez en cuando atraen a simpatizantes neonazis.

No es el único reducto franquista en la zona. Multitud de calles hacen referencia a la dictadura. En el cruce de Alcalá con Arturo Soria, una cruz de piedra conmemoraba a los “caídos por España” y muchas calles tomaron su nombre de la lista del monumento. Entre ellas, José Luís Arrese, Fernández Lanseros o los falangistas Hermanos García Noblejas:

La concejal, que ha vivido siempre en Simancas, quiere traer la bici pública al barrio

—¿Las quiere cambiar?

—Me gustaría. La primera, García Noblejas. La llamaría Pedro Duque, como el astronauta, que es del barrio y estudió aquí. Y le daría otra a Burning [mítico grupo rockero de los ochenta del barrio de La Elipa].

La concejal, que ha vivido siempre en Simancas, quiere traer la bici pública al barrio y mejorar la movilidad: “Los carriles bici sobre la acera que se hicieron en la época Gallardón son inadmisibles; queremos bajarlos a la calzada”. Además, considera que, como toda la ciudad, su distrito necesita un plan de limpieza. Lo cuenta desde El Dragón de La Elipa, un antiguo parque infantil transformado en escultura urbana por la oposición de los vecinos a retirarlo. La casa okupa La Dragona le rinde homenaje. “Los vecinos estaban implicados en este proyecto, pero últimamente se han ido desvinculando. Vamos a ver el trabajo que realizan y lo que aportan al barrio”, dice con cautela bajo la mirada del mitológico animal de piedra. “Es un símbolo de este barrio”, aclara Rodríguez. Tanto como Arturo Soria. Pero el arquitecto nunca pensó que en su Ciudad Lineal pudiera habitar un dragón.

 

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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