El capo de la mafia china ya fue detenido por Mossos en 2011
Hai Lin fue acusado y absuelto de liderar la mayor trama de explotación sexual china en Cataluña
Hai Lin, de 39 años, es un hombre con suerte. O no. La Guardia Civil le sacó de madrugada, el pasado miércoles, de su casa en Santa Coloma de Gramenet acusado de ser el máximo responsable de una mafia con tres ramas delictivas claras: tráfico de seres humanos, explotación sexual y tráfico de drogas. Cuatro años antes, en septiembre de 2011, la policía ya había tocado a su puerta. Entonces fueron los Mossos quienes se lo llevaron detenido, acusado de liderar la mayor red de explotación sexual de mujeres chinas en Cataluña.
Lin permaneció en prisión preventiva un año y siete meses. Finalmente, y para sorpresa de los investigadores que llevaron a cabo la Operación Turandot, fue absuelto de los principales delitos que pesaban sobre él. La sección sexta de la Audiencia Provincial de Barcelona le condenó solo a seis meses de cárcel por un delito de falsedad documental. El fiscal pedía 54 años de prisión. Una suerte parecida tuvo su hermano, Quan Lin, que se enfrentaba a 40 años. La Audiencia de Barcelona le condenó a la misma pena por el mismo delito de falsedad, y a otros tres años por tráfico de drogas.
Cuatro años después de aquella operación fallida de la policía catalana, Hai Lin, Quan Lin, sus mujeres y buena parte de sus familiares han vuelto a ser detenidos acusados de cometer delitos similares. Aunque con una diferencia: la organización ha dado, supuestamente, un paso más. Cuando los Mossos les detuvieron en 2011 se centraron sobre todo en la explotación sexual, y explicaron que habían logrado frenarles justo en un momento de expansión: habían entrado las drogas y en la falsificación de documentos.
En la operación de la Guardia Civil, los agentes han dado con un nuevo socio de Hai Lin, un hombre de origen coreano con el que había montado una agencia de viajes. A través de la compañía, se dedicaban a traer a compatriotas chinos y coreanos, a los que cobraban unos 30.000 euros por darles una documentación falsificada. Una vez en Barcelona, explotaban presuntamente a las mujeres en clubes, y a los hombres en negocios legales. Además, ofrecían la posibilidad de viajar a otros países como Reino Unido, Italia, Francia, Irlanda, Suiza o incluso Canadá.
En los registros en Barcelona, la Guardia Civil dio con una veintena de mujeres, a las que una ONG les ha ofrecido asesoramiento y protección. En la operación de Mossos, encontraron a una treintena, aunque según sus cálculos habían explotado a un centenar. Una de ellas, según los Mossos, llegó a suicidarse después de contraer el sida, porque les obligaban a practicar sexo sin protección. La Audiencia de Barcelona falló que ninguno de esos delitos había quedado acreditado.
La sentencia provocó la indignación de los mandos de los Mossos d’Esquadra, que habían investigado durante un año la trama. Cuatro años después, la Guardia Civil ha llegado a conclusiones muy similares. Parte de los detenidos en Barcelona por orden del juzgado de instrucción 21 de Barcelona han ingresado en prisión preventiva. A estas horas, todavía se desconoce qué suerte ha corrido Hai Lin.
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