11 años para el asaltante que torturó a un bodeguero de Vilanova en 2012
El acusado roció con un producto inflamable a su víctima y le prendió fuego, por lo que quedó desfigurado
La sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado al acusado Javier Evaristo P.P. a cinco años de prisión por un delito de robo con violencia, con la circunstancia agravante de disfraz y a seis más por un delito de lesiones con deformidad.
Los hechos sucedieron en 2012 en Vilanova de Arousa, cuando el acusado, en compañía de al menos otra persona no identificada, dio una paliza a un empresario bodeguero cuando estaba durmiendo en su vivienda, antes de plantarle fuego en los genitales.
En concepto de responsabilidad civil, el acusado deberá indemnizar a la víctima, Luciano N.V., en la cantidad de 13.000 euros por los días de curación; 55.000 euros por las secuelas, incluyendo los daños morales; más las cantidades que se puedan acreditar por el dinero y los objetos robados y no recuperados, con sus correspondientes intereses legales. El acusado también deberá indemnizar al Servizo Galego de Saúde de la Xunta por las asistencias sanitarias prestadas a la víctima.
En la sentencia, los magistrados pontevedreses consideran hechos probados que el acusado, Javier Evaristo Pose Palleiro, con antecedentes penales no computables para los efectos de reincidencia, sobre las 1,30 horas del día 4 de diciembre de 2012, acudió acompañado "por lo menos de otra persona", que no fue identificada, al domicilio de Luciano N.V., situado en Tremoedo, en Vilanova de Arousa.
A este domicilio accedieron con una llave "que habían obtenido previamente por medios ilícitos". Allí, vestidos con ropa oscura, guantes y pasamontañas para evitar ser identificados, actuaron "con la finalidad de obtener un beneficio patrimonial ilícito y de atentar contra a integridad física de Luciano", quien se encontraba sólo en la vivienda durmiendo.
Le despertaron por sorpresa y le ataron los pies y las manos con bridas, "aprovechando la imposibilidad de reacción de éste" empezaron a golpearle reiteradamente en la espalda y en cabeza con las manos, con un revólver o una pistola que portaban, así como con un objeto "tipo porra plástica", al mismo tiempo que pedían insistentemente a Luciano N.V. que les diera el dinero que tenía en casa.
Al obtener una respuesta negativa de Luciano, los asaltantes "incrementaron la intensidad de la violencia", llegando a retorcerle uno de ellos manualmente los genitales a Luciano, así como a ponerle en ellos un instrumento tipo pata de cabra, perdiendo la víctima el conocimiento. La sentencia recoge que el acusado roció a su víctima con un producto no determinado al que prendieron fuego.
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