Mas llama a entidades soberanistas a que impulsen una candidatura el 27-S
El presidente se ofrece a no liderar esa lista y pone su partido a disposición del proyecto
Artur Mas hizo ayer un llamamiento a las entidades soberanistas para que impulsen una lista unitaria con vistas a las elecciones del 27 de septiembre, aunque él no la lidere. En una conferencia en Molins de Rei (Barcelona), Mas subrayó que el adiós de CiU refleja que el proceso secesionista es irreversible, pero abogó por la unidad porque dijo que una persona o un partido solo no saldrán adelante. Por ello, llamó a las entidades a imitar la confluencia de la izquierda. “Me incomoda la idea de una lista del presidente; prefiero que esta sea con el presidente y que me asignen”, insistió, “el papel que quieran” en ella.
Tras la consulta del 9-N, Mas planteó hacer una candidatura única de todos los partidos soberanistas para concurrir juntos a las elecciones. Esquerra rechazó la oferta y todo apuntaba a que el presidentarticularía una candidatura en torno a su figura con convergentes e independientes especialmente tras la ruptura con Unió. Todo el mundo aguardaba que empezara a facilitar nombres de notables y ayer sorprendió al modificar su estrategia al hacer un llamamiento a la Asamblea Nacional Catalana y a Òmnium Cultural, las entidades impulsoras de las movilizaciones de las últimas Diadas, a no rehuir su responsabilidad e impulsar una lista desde la “máxima unidad”. Su plan es aprovechar la fuerza que han exhibido esos grupos claves de la sociedad para volver activar las “revoluciones” del “turbo de la ilusión” de la independencia que, a su juicio, ha bajado un poco.
En una conferencia titulada Bienvenidos al futuro, en un teatro de Molins de Rei y ante 500 personas, Mas apostó, si hace falta, por ponerse al lado para que las entidades catalicen esa candidatura poniéndose él mismo y Convergència a disposición de la misma. Su estrategia fue interpretada desde Esquerra como una suerte de OPA en las entidades soberanistas en las que conviven ideologías muy distintas. El principal argumento que esgrimió Mas es que el soberanismo no ha sido capaz de articularse conjuntamente a diferencia de las listas de confluencia de la izquierda. Dijo cuatro veces que no busca rescatar su plan original de una candidatura única de partidos —“No estoy hablando de ERC ni de la CUP, no es eso”— pero sus cautelas cayeron en saco roto porque en medios independentistas se interpretó que quiere utilizar a las entidades secesionistas.
Mas invitó a las entidades a emular la capacidad de confluencia de los partidos de izquierda
Mas reveló su nueva estrategia coincidiendo con dos hechos capitales: que Esquerra ha decidido impulsar una lista de izquierdas con independientes y la traumática ruptura con Unió, que le puede restar votos. “No hicimos ningún ultimátum. Pero nos divide [con los democristianos] un tema de fondo que está instalado en la sociedad. No estamos para historias. Hemos puesto la directa y vamos muy en serio”. “Tenemos dos riesgos: tirar adelante o no hacer nada e ir hacia una autonomia cada vez más recortada y ahogada”, señaló avisando de que la izquierda quiere cambiar el eje soberanista por el social.
La oposición interpretó que la apuesta de Mas es una muestra de su debilidad en esta recta final de cara al 27-S. Maurici Lucena (PSC) dijo que busca solo su supervivencia y Dolors Camats (Iniciativa) le acusó de instrumentalizar a las entidades. La popular Andrea Levy, nueva vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, juzgó el llamamiento de Mas de “desesperado” y se mofó de que pidiese a soberanismo que pusieran el “turbo de la ilusión” “cuando tiene el motor gripado”.
Con Unió nos separa un tema de fondo. No estamos para historias. Hemos puesto la directa y vamos muy en serio”, dijo Mas
Pese a ello, Mas demostró una fe absoluta en las bondades de la independencia y en un Estado propio, un instrumento que consideró imprescindible para que los ciudadanos vivan mejor. La conferencia se titulaba bienvenidos al futuro y lo dibujó así: dijo que Cataluña tendría unos índices de paro como los de Dinamarca o Austria; gozar de unas infraestructuras como Holanda y un modelo educativo como el de Finlandia y no tener que sufrir por el idioma propio como en Suecia. No olvidó citar que el Gobierno alude siempre a que la Generalitat no podría pagar las pensiones y afirmó que se equivoca en el diagnóstico porque surgen de las cotizaciones de los trabajadores. Por ello, dijo, tendrían un futuro mejor las pensiones en una Cataluña secesionada que las que quedarían en España.
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