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El rescate de Alicia Sánchez-Camacho

Rajoy recupera a la senadora en el momento más crítico del PP catalán

Àngels Piñol

Acosada por el ímpetu de Ciutadans y en plena caída libre del Partido Popular en Cataluña, Mariano Rajoy ha acudido al rescate de Alicia Sánchez-Camacho justo en el momento en que su formación camina por el alambre en esta comunidad. Designada por Mariano Rajoy en 2008 para poner paz en las aguas revueltas del PP catalán, que se debatió en un traumático congreso por si hacia o no falta dar un giro catalanista, Camacho ha sido desde entonces una fiel escudera del presidente del Gobierno. Rajoy la escogió entonces como paracaidista de la misma forma que ahora la ha repescado para reestructurar el partido.

Nacida en Barcelona en 1967, esta abogada e hija de guardia civil ha degustado en cuatro años lo mejor y lo peor de la política: en 2010 era la socia de preferente de Artur Mas y se postulaba como enlace entre el presidente catalán y La Moncloa. Un año después logró los mejores resultados de su partido en Cataluña al lograr el PP gobernar Badalona, la tercera ciudad de la comunidad. Pero esa postal se ha roto en mil pedazos por tres factores que han colocado a los populares rozando el fuera de juego en Cataluña: la explosión del tsumani soberanista, el caso Método 3, de espionaje político, y la irrupción del fenómeno Ciutadans, que en este 24-M les ha socavado en toda el área metropolitana y en capitales de provincia.

Con la convicción de que ha pagado los peajes de la crisis y los casos, aunque fuera de Cataluña, de corrupción en su partido, Camacho ha intentado combatir con firmeza e histrionismo la estrategia soberanista de Mas sin apenas resultados. La celebración del 9-N y las colas en las urnas fueron para ella un mazazo. Seis años después de su nombramiento, el PP está ahora peor de lo que estaba: en la misma marginalidad a la que le llevó su agresiva campaña contra el Estatuto. En tierra de nadie, Camacho ha sido, por un lado, ignorada por los soberanistas e incomprendida por los barones de su propio partido tras defender una propuesta de financiación singular para Cataluña para que esta no perdiera puestos en el ranquin de riqueza.

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Desgastada además por el caso Método 3 y su charla con micro incluido en un ramo de flores con Victoria Álvarez, Camacho, que ya había sonado su nombre como posible candidata a las europeas, estaba ahora intentando apuntalar el partido en Cataluña alimentando la hipótesis que un eventual adelanto electoral de las generales amortiguara el impacto de la hoja de ruta de soberanista y frenara de paso el rampante ascenso del partido de Albert Rivera, que según los sondeos le puede doblar en número de escaños. Pese a que hay voces en el PP catalán que reclaman un congreso extraordinario, su nombramiento deja al PP catalán sin un relevo claro y en una carrera endemoniada para dar con un candidato para el 27-S.

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