La nueva política triunfa en la ciudad de los más ricos
Activistas sociales y culturales sin pasado partidista se preparan para gobernar A Coruña y darle un vuelco al legado de PP y PSOE
Un socialista se abrazó, henchido de emoción, al popular Carlos Negreira cuando en 2011 este fue investido alcalde de A Coruña por mayoría absoluta. Francisco Vázquez, el histórico y poderoso miembro del PSOE que gobernó la ciudad durante casi un cuarto de siglo entre halagos infinitos del PP, dejó claro con aquel gesto que el relevo no ponía en peligro su legado. Cuatro años después, los coruñeses han coronado como segundo partido, a solo 28 votos de los populares, a la Marea Atlántica, un conglomerado de activistas sociales y culturales, ciudadanos sin militancia y partidos clásicos y emergentes (fundamentalmente nacionalistas y de izquierdas) sobre el que Vázquez ya ha expresado su disgusto. Si nada extraordinario lo impide y el PSOE cumple con el apoyo prometido, esta formación nacida hace poco más de un año gobernará A Coruña desde el 13 de junio con un programa de 99 medidas “para el 99% de la ciudadanía”, diseñadas para darle un vuelco a la urbe donde reinó el vazquismo.
La ciudad de 245.000 habitantes en la que residen tres de las diez personas más ricas de España (el padre de Inditex, Amancio Ortega, su hija, Sandra Ortega, y el fundador de Fadesa, Manuel Jove) se ha convertido con la Marea en un laboratorio del nuevo camino político que ha emprendido una parte de la izquierda en la España sacudida por la crisis. La formación, surgida al margen de Podemos aunque cuenta con su apoyo, es de funcionamiento asambleario, está dotada de un comité de resolución de conflictos para prevenir divisiones internas y financió los poco más de 12.000 euros que gastó en la campaña con aportaciones individuales (no admite donaciones de empresas ni asociaciones).
Sus promotores destacan que entre los mareantes, como se autodenomina su militancia, abundan los ciudadanos sin pasado en la política tradicional, muchos procedentes de una vigorosa red de movimientos sociales tejida al margen de las instituciones y espoleada por las emergencias de la recesión económica. De los diez ediles que entrarán en la corporación coruñesa, solo tres representan a partidos políticos que apoyan a la Marea (Izquierda Unida, Equo y Anova, la fuerza nacionalista de Xosé Manuel Beiras). En una ciudad-península, donde el viento cargado de salitre aún logra plantarle cara al humo de los coches, la nueva política ha recurrido al lenguaje marinero para darle forma a lemas, discursos y órganos. Los fundadores de la Marea Atlántica tomaron su nombre de una expresión del escritor coruñés Manuel Rivas, que ha respaldado al movimiento desde sus comienzos y que en la noche del 24-M hizo resonar una caracola a las puertas de la sede del partido para celebrar la gesta electoral.
El previsible nuevo alcalde de A Coruña será Xulio Ferreiro (A Coruña, 1974), profesor de Derecho Procesal en la Universidad de A Coruña y juez reconocido entre abogados y colegas por su “sensibilidad” con los desfavorecidos, dejó su plaza de magistrado suplente en la Audiencia de Lugo para ser el desconocido candidato de la Marea Atlántica y, sorpresivamente, está llamado ahora a ocupar, sin corbata y con camisa de cuadros, el vetusto despacho principal del Palacio de María Pita. En la batalla electoral empató en número de concejales con Carlos Negreira, candidato a la reelección por el PP, y rebasó al PSOE de Mar Barcón, una estrecha colaboradora de Francisco Vázquez hasta que abandonó la alcaldía en 2006 y cuyo partido ha pasado de encadenar cinco mayorías absolutas a convertirse en tercera fuerza.
Ferreiro y su equipo han elegido ya 25 medidas que piensan poner en marcha en los primeros 100 días de gobierno. Los cargos de la Marea renunciarán al coche oficial, se rebajarán los sueldos (el regidor cobrará un maximo de 40.000 euros brutos) y limitarán su número con el objetivo de recortar en un 50% el presupuesto destinado a las retribuciones de la cúpula municipal. En la ciudad que vio hincharse y reventar la burbuja financiera de la desaparecida Caixa Galicia y la inmobiliaria de Fadesa, el nuevo ejecutivo local ha anunciado que cancelará las cuentas que el Ayuntamiento tenga en bancos que ejecuten desahucios y apostará por la banca ética. Pondrá en marcha también una renta social que garantice unos mínimos ingresos a todos los vecinos, una prestación para la que los técnicos de la Marea han calculado que precisarán un fondo de tres millones de euros. Y las operaciones urbanísticas polémicas serán revisadas, entre ellas la que llevó al anterior gobierno a desalojar a familias de sus viviendas en el barrio de Elviña y la que pretende privatizar jugosos solares en la fachada portuaria de A Coruña.
La Marea Atlántica también promete meter el dedo en el que ha sido el gran foco de escándalos de corrupción de esta legislatura: las concesiones municipales. La instructora de la Operación Pokémon, que investiga una presunta trama de sobornos a políticos de varios ayuntamientos gallegos a cambio de contratas, abrió una pieza separada solo para A Coruña con el nombre de Pikachu, un personaje animado cuya imagen se convirtió antes y durante la campaña electoral en un arma simbólica contra el gobierno del popular Carlos Negreira. La juez Pilar de Lara sostiene que el Ayuntamiento coruñés ha funcionado en los últimos años como una “agencia de colocación” con la que cargos de PP y PSOE enchufaron a amigos y conocidos en concesionarias municipales mientras el paro amargaba al resto de la ciudad. La Marea Atlántica asegura que en sus primeros 100 días de gobierno “auditará y fiscalizará” los servicios municipales gestionados por empresas privadas.
Entre los rastros de la gestión del exalcalde socialista Francisco Vázquez que perviven en A Coruña casi una década después de su marcha está la celebración de una feria taurina con nulo tirón para los vecinos que sobrevive, incluso en tiempos de recortes presupuestarios, a base de fondos públicos. La Marea ya ha anunciado que pondrá fin a esas subvenciones y a la cesión del recinto municipal de espectáculos (el Coliseum) para las corridas. Ferreiro y su equipo retirarán del callejero coruñés los restos del franquismo que ni la aprobación de la Ley de Memoria Histórica consiguió extinguir y abrirán el Ayuntamiento a la lengua gallega, un idioma abandonado en A Coruña tanto por el PSOE como por el PP. La Marea tiene previsto ya un mecanismo para revocar los cargos de su alcalde y concejales en caso de que no cumplan con este programa electoral.
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