Más vale andaluz conocido que catalán por conocer
Localidades de Girona acogen el rodaje de la segunda parte de la exitosa 'Ocho apellidos vascos' de Emilio Martínez-Lázaro
Una bandera independentista catalana ondea en el balcón de la masía de Can Llambí, un edificio señorial con orígenes en el siglo XII situado en el municipio gerundense de Llagostera. Nada extraño en estas tierras en las que es fácil encontrar en muchas casas la estelada con las cuatro barras y la estrella blanca. Pero este pendón no es real, es atrezzo de la nueva película de Emilio Martínez-Lázaro, la segunda parte de la exitosa Ocho apellidos vascos. Estos días se está rodando en varias localidades catalanas y ha vuelto a reunir a los actores de la película que batió todos los récords de público y recaudación en 2014, convirtiéndose en la cinta más vista de la historia del cine español, además de obtener un buen número de galardones, entre ellos tres Premios Goya. En la secuela repite el elenco de actores: Karra Elejalde (Koldo), Dani Rovira (Rafa), Clara Lago (Amaia) y Carmen Machi (Merche), una familia a los que se han unido Berto Romero (Pau), Rosa María Sardà (Roser) y Belén Cuesta (Judith), en los principales papeles.
Para esta segunda parte, de la que no se ha desvelado el título, ni cartel --si bien el que más puntos tiene es Nueve apellidos vascos, tal y como podía leerse durante la visita al rodaje el jueves en la claqueta del regidor y recoge el registro del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Visuales (ICA)--, los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José no han hecho una traslación a la catalana de la historia original para mostrar algunos de los tópicos y el choque cultural y social entre vascos y catalanes. Han rizado el rizo haciendo que Koldo, tras enterarse de que su hija abertzale Amaia, tras romper con el saleroso Rafa, se ha enamorado de un catalán hipster, Pau que interpreta un irreconocible Romero, vestido, peinado, con barba a la última y tatuaje en el cuello, se pone rumbo a Sevilla para convencer a Rafa que deben viajar a Cataluña para rescatarla como sea, para evitar ese "sacrilegio". En la escena que se rodaba el jueves, de apenas 30 segundos, podía verse como Pau llevaba al padre e hija vascos y al sevillano a visitar por primera vez a su yaya Roser y entraban en la casa familiar de Llagostera donde ondeaba la estelada; una vivienda decorada para la ocasión de forma decadente pero dejando ver un pasado con mejor posición económica.
Poco más trascendió de la nueva película de Martinez-Lázaro que se está rodado en sus tres cuartas partes en Girona, en localidades como Monells (donde la plaza mayor en la que Rafa participa en una jornada castellera protagonizada por los Minyons de Santa Cristina se llama plaza de Pep Guardiola), Vulpellac y la estación de tren y el barrio judío de Girona capital y que estará en la masía de Llagostera hasta el 18 de junio para luego trasladarse a Madrid y Sevilla (donde se simulará la Semana Santa de la ciudad) hasta el 5 de julio, cuando está previsto que el rodaje concluya.
Ni actores ni director desvelaron nada del argumento, ni su papel en la nueva cinta, para mantener el factor sorpresa que tanto funcionó en la primera película. “Somos conscientes de que ayudó mucho al éxito de Ocho apellidos vascos y esa es una gran presión, porque por muy bien que hagamos esta segunda algo faltará y el espectador dirá que ya lo ha visto antes. Es muy difícil conseguir el éxito anterior, pero lo vamos a intentar, como es lógico”, comentaba Martínez-Lázaro, sentado en medio de un campo recién segado de Llagostera entre los actores (todos menos Machi que rueda solo el día que libra en la obra Los Mácbez en Madrid) y el consejero delegado de Telecinco Cinema (productora de la cinta junto con La Zona Films) Paolo Vasile que apostillaba: “Beethoven hizo nueve sinfonías y todas eran buenas. Esta película va a ser mejor que la primera sin duda”, mientras que Berto Romero enumeraba películas como El Padrino II, Star Teck II, Mad Max II, Terminator 2, todas segundas partes de un gran éxito.
Ante la posibilidad de que en Cataluña no siente bien la película por mostrar algunos de los tópicos y reírse de ellos: “La intención no fue reírse de los vascos, sino de todo. Esperamos que le complazca a todo el mundo, y que no le moleste a nadie. Es verdad que el hecho diferencial de Cataluña tiene su espacio en la película y lo tomamos a broma, como no podía ser de otra forma en una comedia. Lo que esperamos es que no se ofenda nadie, en caso contrario, no nos importa nada. Lo más difícil es hacerla bien, porque una comedia solo se sabe si se ha hecho bien al final, cuando la gente se ríe”, explicó el director, que desveló que cuando se decidió hacer la segunda parte no estaba claro que estuviera centrada en Cataluña, “era una posibilidad”. “Mayor problema había con la izquierda abertzale cuando rodamos la primera, pero no hubo ningún problema. Todo el mundo lo entendió salvo tres que se enfadaron y aquí pasará igual. La gente tiene menos prejuicios de lo que parece”, remachó Martínez-Lázaro. “Tenemos sentido del humor, como demuestra que colocamos a un tío cagando junto a Jesús en el portal de Belén. Con eso está dicho todo”, puntualizó, entre risas, Romero.
En cuanto a la fecha de estreno, como el resto de los detalles, sigue siendo un secreto. Se había apuntado que se quería estrenar para el fin de año para aprovechar la Navidad. “Esta es una rueda de prensa como las de los políticos, en la que no decimos nada. No tenemos prisa”, sentenció el director, que tampoco aventuró terceras o cuartas partes en un futuro. "Es un poco pronto".
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