Cataluña, cada día un festival

Hacia años que Ferran Mascarell, consejero de Cultura de la Generalitat, quería dar mayor visibilidad a los festivales de música que cada año se celebran por toda la geografía catalana y que tienen su pico más alto en los meses de verano. Dicho y hecho; ayer reunió a cerca de ochenta organizadores de festivales en el Arts Santa Mònica y, tras la foto de familia, dio el pistoletazo de salida a la temporada de verano en un acto de presentación, bajo el lema Catalunya, País de Festivals que, tal y como subrayó Mascarell, “quieren hacer visible cada año el valor extraordinario de los festivales de todos los géneros que enriquecen la vida cultural catalana”.

El inminente arranque, esta misma semana, del Primavera Sound, anticipa una oferta que concentra la mayor parte de su actividad artística en los meses de julio y agosto. Y la batería de datos estadísticos que proporcionó Jordi Sellas, director general de Creació i Empresas Culturals, ofrecen un retrato esperanzador de la recuperación tras la dura crisis que ha afectado a los festivales. Asombra la cifras: en Cataluña se organizan a lo largo del año 360 festivales que tienen un presupuesto global de 60 millones de euros, abarcan todos los géneros musicales y atraen a más de 1,5 millones de espectadores.

Precisamente el Primavera Sound es el festival que atrae más público, alrededor de 200.000 espectadores. La clasificación, agrupada en cuatro géneros, indica que entre los festivales con el soporte del Departamento de Cultura, hay 23 dedicados a la música clásica y otros 23 al pop-rock. Hay 19 que cultivan las músicas del mundo y la música tradicional; 13 que proponen una oferta multidisciplinar y 11 que apuestan por el jazz-blues. Las cifras de asistencia media se sitúan en 12.121 espectadores, mientras que en Europa se incrementa hasta 28.455 personas.

La media de antigüedad de los festivales catalanes es de 15 años, también una cifra menor que el nivel medio en el resto de Europa, donde el 48% de los eventos tienen más de 20 años de historia a sus espaldas. El más veterano de los que se organizan en Cataluña es el de la Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols, creado en 1958, y hay un 15% de festivales que tienen más de 30 años; el Cruïlla es el que ha registrado un mayor crecimiento en los últimos años y el del Castell de Peralada es el que cuenta con más patrocinio privado.

“Toda esta actividad tiene un valor extraordinario como motor de contratación y trabajo, y como plataforma de promoción y proyección del talento de los creadores catalanes”, explicó Mascarell, indicando que los festivales que han realizado estudios de impacto económico en los últimos años —Cap Roig, Sónar, Acústica, Peralada y Primavera Sound— con un presupuesto global de 31,2 millones de euros, generan un impacto en el territorio de más de 163,5 millones de euros.