Caos o patria, un incómodo dilema
Àlex Rigola lleva a la Sala Petita del TNC 'Incerta glòria', de Joan Sales
Hacía frío en la Sala Petita del TNC la noche del estreno de Incerta glòria. También en el escenario. ¿Por qué Àlex Rigola enfría la temperatura dramática de su adaptación de Incerta glòria? ¿Por qué el desfile de personajes creados por Joan Sales parece coexistir en el frente de Aragón bajo campanas de cristal? ¿Por qué el episodio dedicado a Trini Milmny irradia otro calor? ¿Por qué cuesta tanto percibir el vínculo entre la prestigiada novela y el afamado director de escena?
Cuesta dilucidar por qué es este el resultado de un trabajo que se intuye arduo, de hondo compromiso personal y consciente de la responsabilidad que se asume ante la opinión pública y la publicada. Es posible que en la larga y compleja metamorfosis de novela a texto dramático, acompañada por un exhaustivo trabajo de purga, entrara un elemento de íntima discordia. A veces ocurre que para ajustar la imagen que uno se ha creado de la obra y el autor se empieza a prescindir de todo aquello que amarga el sabor atesorado en una primera lectura. Cuando finalmente se da un paso atrás para contemplar el resultado de todo el esfuerzo de despojamiento te puedes encontrar con un hermoso y frío esqueleto. Entonces hay que cubrirlo con recursos de oficio. Si tienes talento y experiencia –como es el caso– no cuesta mucho encontrar el modo para que la osamenta se mueva con gracia y sello de autor.
Una “dansa de la mort” que se esconde con la aparición de Trini, la mujer que concentra el horror de la retaguardia. Cambio radical de temperatura, mirada y composición. Sensación de comodidad, de haber encontrado un personaje con el que dialogar después de liberarlo de su renacimiento. El espacio se explica con otra desnudez. En la alfombra podría estar bordado el nombre de Peter Brook, pero dos muros-pantalla emiten una señal nueva, de reedición del espacio vacío. Un acto exclusivo para contemplar la creciente madurez de Mar Ulldemolins en el escenario y en el vídeo. Mientras la actriz hace caer el contenido de las cartas como un rosario, su efigie filmada –un plano fijo warholiano– es un impactante paisaje ampliado de emociones.
Incerta glòria
De Joan Sales / Àlex Rigola. Dirección y adaptación: Àlex Rigola. Intérpretes: Nao Albet, Andreu Benito, Marcel Borràs, Aina Calpe, Joan Carreras, Laia Duran, Toni Mira, Pau Roca y Mar Ulldemolins. TNC. Barcelona, 20 de mayo.
Quizá Rigola aprecia el desencanto de esa figura olvidada en una Barcelona entregada a la anarquía –el trauma motor de la obra– y su fascinación por esa rareza llamada Juli Soleràs, el trasunto de Cioran en la literatura de Sales; oscuro objeto del deseo de sus antagonistas, del autor y todos aquellos que han quedado atrapados en su existencialismo desordenado. Quizá también haya comprendido con posterioridad que la gloria cierta tras la incierta es un estado de sensatez que rechaza cualquier acción que desestabilice el plácido orden y el pensamiento de salón. Quizá Rigola se sienta incómodo por tener que orquestar el dilema entre el caos o la patria.
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