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PATÉ DE CAMPAÑA

‘Made in China’

Las barriadas como Llefià son el caladero del popular y populista Xavier García Albiol

Mañana dominical en Llefià. Una quinta parte de los 217.000 habitantes de Badalona vive en el escaso kilómetro cuadrado de este barrio. Las barriadas son el caladero del popular y populista Xavier García Albiol, el alcalde badalonés, que hoy, bajo un sol de justicia punitiva, va a hablar en la plaza Trafalgar ante más de 3.000 personas y a convidarlas a una butifarra, judías, alioli, y Fanta o Coca-Cola. La plaza, rodeada de policía, la han vallado y han restringido su acceso. Si se quiere pasar, hay que entregar un tícket.

Camisa blanca y vaqueros de ganga. García Albiol se ha convertido en el primer alcalde de Badalona que no es del centro de la ciudad. Viene de la Morera, por la montaña. Y la gente lo sabe, y lo nota, y ahí sustenta la complicidad con sus votantes. En el mitin les ha dicho a los vecinos que no le importa si son socialistas (muchos lo fueron) o nacionalistas (muchos han empezado a serlo), que le voten, que el suyo es un proyecto transversal desprovisto de ideología política, que su plan es unir a todos los barrios de Badalona para tomar el centro de la ciudad. Y la gente ha arrancado a aplaudirle. En el centro no pueden ni verle. A 4 km de aquí, en el corazón de Badalona, junto al histórico edificio del ayuntamiento, ni un banderín del PP, tan solo un descomunal cartel de Convergència pegado al frankfurt Vallès dominando la plaza de la Vila, abarcándola, triste, solitario y final; diciendo: esto era mío.

A García Albiol (el único que hoy ha usado el catalán en las arengas), le han seguido entre las mesas el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz (polo rosa) y la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, (chaqueta amarilla de manga corta). Han alucinado. Fernández Díaz avanzaba confuso, no sabía qué hacer con ese mogollón de gente tan normal y corriente. No era la suya. Sánchez Camacho avanzaba falsa, sabía qué hacer pero tampoco es su gente, sólo sus votantes. En la última silla de una de las últimas filas de mesas, una mujer de unos 60 años con blusa blanca y teñida de rubio cuenta que viene recomendada por su psicóloga. ¿Como tratamiento? No, porque va a un grupo de violencia de género, y el ayuntamiento ha repartido allí 100 tíckets. Lleva en la mano la gorra con la leyenda Alcalde Albiol, que se regala a los asistentes y en cuya etiqueta pone Made in PRC, es decir, fabricada en China.

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