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PNV Bizkaia, o cómo ganar siempre

Los nacionalistas copan las principales instituciones del territorio donde tienen la territorial más poderosa La oposición lo atribuye a su “red clientelar”

Aburto interviene en los exteriores del Guggenheim. Le escuchan Rementeria, Atutxa, Bilbao y Areso, de izquierda a derecha.
Aburto interviene en los exteriores del Guggenheim. Le escuchan Rementeria, Atutxa, Bilbao y Areso, de izquierda a derecha.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Antes de las elecciones del 24 de mayo ya se sabe que el PNV seguirá gobernando el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Bizkaia. En el resto de los territorios vascos, en cambio, es toda una incógnita por el resultado de las urnas y el signo de los posibles pactos. La fotografía electoral del suelo vizcaíno no ha variado un ápice desde que volvieron las urnas. ¿Por qué? 

El EBB tiene claro que es la consecuencia “lógica” del “arraigo” social y político de un partido creado por Sabino Arana en Bizkaia y que cuando llegó la democracia “tenía intacta la estructura de la clandestinidad”. A partir de ahí, admiten que han sabido identificarse con el “auge económico” sin sufrir los “avatares” — sinónimo de escisiones— de otras territoriales. Para sus rivales, en cambio, todo responde a los “efectos de su poderosa red clientelar”, fomentada por sus tres décadas en el poder, según una valoración curiosamente coincidente por representantes de EH Bildu y PSE-EE.

“Los maquetos no han sabido inculcar a sus hijos y ahora han ido al PNV”

La dirección nacionalista contrapone datos de su implantación municipal e institucional en Bizkaia para justificar el dominio secular en las urnas, que volverá a repetirse el 24-M a pesar del arriesgado cambio que políticamente supone renovar las cabezas de cartel. “Presentamos 110 candidaturas en los 112 municipios y en los dos restantes hay listas de vecinos; tenemos aquí el 70% de los concejales y casi 65 de 90 alcaldes, con 140 organizaciones municipales porque en algunas zonas grandes hay más de una”, apuntan desde el EBB.

Desde la oposición, hay quien sostiene que el PNV ha sabido “atraer” a “los hijos de los que ellos mismos denominaban maquetos” que un día vinieron a trabajar en Bizkaia. “Esos maquetos no se han preocupado de inculcar sus ideas a sus hijos”, se lamenta una voz socialista. Ahora, el PNV domina la Margen Izquierda a excepción del gobierno en minoría del PSE-EE en Barakaldo. “Las siguientes generaciones ya no votan socialismo”, añade la misma fuente.

Para la izquierda abertzale, “la ostentación de poder del PNV durante tantos años le ha permitido crear una red clientelar muy importante que se refleja cada vez que llegan unas elecciones”, destaca uno de sus cargos en la capital vizcaína. “Tenemos que traer aquí el modelo Gipuzkoa y entonces será muy diferente”, advierte. EH Bildu sostiene que la “posibilidad” de demostrar que “lo hacemos bien cuando tenemos el poder” es una garantía para el resultado electoral, además de que “te aporta otros resortes”, dice.

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Quizá por ello el PNV no se confía. Sabe que EH Bildu, su principal enemigo, “está haciendo poco a poco su tránsito porque ha tenido sus avatares como el de la ilegalización y sus bases se tienen que ir asentando”. De hecho, advierte del posicionamiento de liderazgo independentista en “localidades fronterizas de costa con Gipuzkoa”, con sus alcaldías de Bermeo, Lekeitio, Ondarroa, Markina y Gernika.

“Tenemos que traer aquí el modelo Gipuzkoa”, dicen en EH Bildu

Pero la izquierda soberanista sigue a mucha distancia del PNV. Ni siquiera tras la desaparición del icono Azkuna se atisba una recuperación del voto de EH Bildu en el Ayuntamiento de Bilbao, acosado posiblemente junto al PSE-EE por el efecto Podemos. “El que tiene el poder tiene más capacidad de transmitir”, insiste la fuente abertzale. Para un sociólogo universitario todo se reduce a una “sabia” identificación del PNV con el sentimiento mayoritario del territorio. Es aquí donde comparte la reflexión de un cargo socialista. “Ortuzar [presidente del EBB] habla de vez en cuando de soberanía y del derecho a decidir, pero cuando llega la hora de la verdad todos saben que no va a dar el paso y eso da tranquilidad”, describe a modo de planteamiento político del PNV.

En la sede nacionalista, todo se reduce a “vivir a ras de suelo”, participando “de la vida municipal y del tejido económico asociativo” para garantizarse así una presencia transversal capaz de resistir el relevo generacional. “Para los jóvenes, ir al PNV es un síntoma de seguridad de cara a su futuro”, valora con cierta acidez un socialista. En el EBB, en cambio, entienden que “asegurarse un banquillo como hemos hecho ahora” en el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación es la consecuencia directa de que “lo tenemos porque nos lo hemos procurado”.

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