Guardia Civil registra un aumento de accidentes de senderistas inexpertos
Solo el 3% de los incidentes se deben a causas fortuitas o inevitables
Un joven murió a finales de febrero en la estación de esquí de Sierra Nevada, mientras practicaba snowboard, a consecuencia de un golpe que sufrió tras salirse de una de las pistas. El mismo día, dos montañeros que se habían despeñado por el barranco del río Monachil, en una zona próxima, tuvieron que ser rescatados porque la fuerte pendiente del terreno y el hielo y la nieve acumulados no les permitía subir la ladera.
El goteo de casos parecidos es continuo. La Guardia Civil tuvo que socorrer recientemente a un ciudadano británico que se desorientó cuando realizaba senderismo en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén). El paraje de El Chorro, en Málaga, es escenario habitual de este tipo incidentes, como los dos ocurridos hace unas semanas en distintos episodios: dos jóvenes, uno de ellos de nacionalidad francesa, resultaron heridos mientras practicaban escalada. Uno cayó desde una altura de cinco metros y el otro se precipitó desde 10 metros.
“Cada vez hay más afición por el deporte de aventura y por las rutas de senderismo. Hay más gente, por tanto, existe más riesgo de que ocurran accidentes”, apunta el cabo Adolfo Ceballos, jefe del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (Ereim) de la Guardia Civil de Álora (Málaga). “Hay quien no está preparado, no conoce la zona y no lleva ni el material ni el vestuario adecuados”, continúa.
Las mujeres son más prudentes
La Federación Andaluza de Montañismo mantiene un observatorio de seguridad en la montaña para conocer las características de los percances. Un primer avance muestra que el 80% de los accidentados son hombres.
Los fines de semana concentran la mayor parte de los sucesos, que suelen coincidir en horario: a mediodía, entre las 12.00 y las 14.00; y a última hora de la tarde. Es decir, cuando ya se ha hecho un esfuerzo físico y hay más cansancio.
La inmensa mayoría de las víctimas (90%) no estaba federada. En Andalucía no se cobra por los rescates (algunas comunidades sí lo hacen, pero con escasa aplicación), aunque se estudia la posibilidad de empezar a informar sobre el coste de una operación de salvamento.
Ceballos explica que este tipo de intervenciones han aumentado en los últimos dos o tres años. En Málaga, donde actúa un equipo con siete personas (la Guardia Civil cuenta en Granada con un Grupo de características similares integrado por 17 socorristas), buena parte de los rescates están protagonizados por ciudadanos extranjeros. “Nos hemos encontrado a gente que va por el monte con chanclas”, relata, para intentar ilustrar sobre la falta de preparación de algunos excursionistas.
“La gente comete la osadía de no tener respeto por la naturaleza ni prever condiciones adversas, como una posible bajada de temperaturas o una ventisca”, apunta Julio Perea, presidente de la Federación Andaluza de Montañismo. Recuerda un episodio de hace unos días, cuando un montañero tuvo que ser rescatado por la Guardia Civil por pérdida de visión y fuertes dolores de cabeza tras subir al pico del Mulhacén sin gafas de sol. “A veces falta formación técnica y la gente no hace una valoración correcta de sus posibilidades”, argumenta Perea.
Una actuación de calado del equipo de Álora se produjo el 27 de marzo, cuando localizó el cadáver de un chico inglés de 16 años que se había perdido dos días antes mientras navegaba en un bote por el río Guadiaro. “Málaga es una zona peculiar. En general se piensa que todo es sol y playa y no es así, hay mucho monte y los cambios de temperatura pueden ser bruscos”, añade el cabo Ceballos.
Hay que ser cuidadoso en la planificación de una jornada de senderismo y de contacto con la naturaleza. El vestuario debe ser adecuado (hay que calzar unas botas que cubran un poco los tobillos y coger algo de abrigo, por si cae la noche) y en la mochila hay que llevar siempre agua y alimentos. Si las actividades elegidas son la escalada o la espeleología, el material debe ser completo y adecuado. Se deben consultar las condiciones meteorológicas y portar un teléfono móvil con la batería bien cargada. “La ubicación por Whatsapp está facilitando la localización de personas”, explica Ceballos. Una linterna, si es de noche, puede ayudar a ubicar a una persona perdida en la montaña.
Un folleto informativo editado por la Guardia Civil también recomienda no pasear solo por el monte y avisar de horarios e itinerarios, además de ser conscientes de las limitaciones personales y renunciar si el terreno se vuelve demasiado peligroso. Casi el 40% de los rescates que hicieron los agentes del Instituto Armado en 2013 en todo el país se debió a un accidente producido por “sobrestimación de las posibilidades propias”. Le siguieron la falta de nivel técnico o inexperiencia (31,95%) y la ausencia de planificación de la salida (29%). Solo el 3% de los incidentes se debió a causas fortuitas o inevitables.
Las actividades de contacto con la naturaleza están en auge. La Federación Andaluza de Montañismo cerró 2014 con 451 clubes (un 36% más que el año anterior) y 20.464 licencias (el crecimiento fue del 47% respecto a 2013). Es la entidad que más crece del país. “La población andaluza es muy alta y este segmento no estaba muy desarrollado”, analiza Perea. La campaña puesta en marcha para animar a los excursionistas a federarse ha funcionado bien. “Hacerlo es una garantía”, añade. Una de las ventajas, por ejemplo, es la existencia de un seguro que cubre incluso rehabilitación en caso de secuelas por un accidente. La cobertura puede ser a nivel internacional.
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