“Prisionera en su propia casa”
Informes oficiales relatan que la mujer fue confinada por el hombre en su casa de Irlanda de la que logró escapar provocando un ingreso hospitalario
Rosa Botas conoció a su expareja cuando emigró de Ferrol. En 2008, ya con la niña nacida, cuenta que logró huir en un descuido del hombre y buscó la manera de ir a pedir auxilio a los servicios sociales. Según recogen diversos informes que aporta en su interminable batalla judicial y tal y como relata ella misma, el arquitecto irlandés se construyó una casa en un lugar aislado, alejado 40 kilómetros de la población más cercana, y confinó en la vivienda a la gallega y los dos bebés que fueron naciendo de aquella relación. “Era prisionera en su propia casa”, define una trabajadora social, que además explica cómo el compañero le quitó todas sus propiedades, desde las joyas hasta la ropa y los juguetes de los niños. El hombre, cuenta ella, le prohibía salir incluso a comprar comida. Si él no traía agua, no podía siquiera preparar los biberones, “porque en invierno las cañerías se congelaban” y los grifos no funcionaban.
Hasta 2010, la asistenta social a la que había relatado su historia no logró localizarla de nuevo. Entonces, también según informes de diferentes organismos irlandeses y del Ayuntamiento de Ferrol, Botas provocó su ingreso hospitalario ingiriendo fármacos, no con intención de suicidarse sino con la de escapar para pedir ayuda. En el hospital de Sligo, al noroeste, contó su historia a los médicos, psiquiatras y asistentes sociales. Acabaron dándole refugio en una casa de acogida, y se redujeron las visitas del padre a la mínima expresión cuando se concluyó que la niña había sido víctima de abusos un fin de semana que pasó con la familia paterna.
Los especialistas que la ayudaron en Irlanda la describen como “una mujer muy valiente” y “una madre fantástica”. Volvió a España pidiendo al juez que supervisaba el caso en aquel país permiso para un viaje de una semana, pero no regresó. Se excusó en un brote de esclerosis. La expareja la denunció y la Abogacía del Estado promovió una investigación para devolver al extranjero a los menores. El caso fue sobreseído, recuerda la directora de la casa de acogida del Ayuntamiento de Ferrol, después de recibirse en España informes como el del Servicio Superior de Salud (HSE) irlandés. “Las autoridades irlandesas constataron que Rosa María Botas y sus hijos correrían grave peligro de regresar a Irlanda”, resalta la directora con letras mayúsculas.
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