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Una campaña electoral de ‘pim, pam, ocurrencia’

PP y PSOE compiten en actos populares y propuestas diarias a veces poco viables

Aguirre, durante un acto electoral en Madrid.
Aguirre, durante un acto electoral en Madrid. LUIS SEVILLANO

El pasado miércoles era el día del pueblo gitano, y muchos políticos ajustaron su agenda a las reivindicaciones de este colectivo. Esperanza Aguirre fue más allá: invitó a medio centenar de gitanos a la sede del Partido Popular en la calle de Génova, y salió a fotografiarse con ellos a la puerta. La presidenta del PP madrileño y candidata al Ayuntamiento de la capital, preocupada por la inserción laboral de las gitanas, aseguró: “Pueden ser buenas cocineras o en otros oficios, pero las titulaciones no las tienen. Habrá que hablar con las oficinas de empleo, de modo que el examen que les hagan no es que lleven un certificado de cocina sino que les digan que hagan una tortilla de patatas, que es muy difícil hacer una buena”.

“No se quema, es una caja de sorpresas”, asegura la jefa del equipo de Carmona

A seis semanas de las elecciones, la campaña aún no ha comenzado oficialmente pero, con todos los candidatos recorriendo ya desde hace días las calles de Madrid, los ciudadanos atentos reciben una lluvia constante de declaraciones en las que no faltan promesas irrealizables (en muchos casos, se invaden sin rubor las competencias regionales o estatales) u ocurrencias a salto de mata.

Nosotros vamos pim, pam, propuesta... pim, pam, propuesta...” y así hasta 11 “pim, pam, propuesta” repitió el candidato socialista, Antonio Miguel Carmona, en febrero. No hablaba en vano: lleva en campaña desde agosto (cuando aún no era ni candidato).

Es difícil que en cualquier reunión que se celebre en la ciudad con más de cinco personas, una de ellas no sea Carmona. El viernes tenía entrevista en TVE a las 9.30, reunión con UGT a las 11.00, rueda de prensa a 12.00, entrevista con un diario a las 13.00, reunión con una asociación de vecinos a las 17.00 y asamblea ciudadana a las 19.00. A diferencia de Aguirre, cuya sola presencia convierte un acto en noticia, Carmona va a propuesta electoral por día.

Sin contar con las que lanza para contrarrestar las de su rival o para responder a una sugerencia de un vecino o un periodista.

“Es una campaña distinta, vamos a mata caballo”, dice un asesor de Aguirre

El pasado jueves, por ejemplo, prometió un programa de atención integral a los mayores de 80 años que viven solos. Lo hizo fotografiándose jugando a la petanca. En las últimas semanas ha prometido desde expropiar el uso de los pisos vacíos a los bancos (basándose en una ley de 1954 que admite difícil de aplicar) hasta pagar el billete de vuelta y encontrar trabajo a los jóvenes expatriados.

Su jefa de campaña, Mar Espinar, defiende que todas esas propuestas están “muy estudiadas”, forman parte de su programa (que presentará en breve) y cuentan con una memoria económica. Pero admite que “se improvisa mucho”, en parte “porque hay que ir a la vanguardia de la actualidad”, en parte porque de los encuentros con vecinos salen muchas ideas. “Si se quejan porque a las seis de la tarde no hay agua caliente para ducharse en un polideportivo, se asume de inmediato porque es de cajón”, asegura.

Todas las propuestas ciudadanas se estudian. Para responder, hay un equipo de 10 personas conectadas por WhatsApp. “Son muy pocas las decisiones que Carmona toma por sí solo”, explica Espinar. “Llevamos más de un año de campaña”, dice, pero no le inquieta quemar a su candidato: “Lleva mucho tiempo sobreexpuesto, es una ventaja, da gusto salir a la calle, la simpatía que despierta. No me preocupa, Carmona es una caja de sorpresas”.

Al contrario que el candidato socialista, Aguirre no participa en tertulias. Ni falta que le hace. Su equipo de campaña reconoce que lo tiene fácil: la suelta en una calle cualquiera (desde el centro comercial de La Vaguada hasta una residencia de mayores en Barajas) y apenas puede caminar, rodeada por personas deseosas de compartir sus preocupaciones o simplemente de abrazarla. No necesita preparar las fotos: salen varias dignas de cartel cada día.

La candidata municipal ni siquiera ha anunciado aún una propuesta digna de ese nombre: sólo con desgranar su lista electoral mediante ruedas de prensa ya ha ocupado tanto o más espacio que sus rivales en los medios.

Pero cada vez que comparte su opinión sobre la ciudad, saltan chispas. Porque Aguirre critica, a veces más dura que la oposición, pero critica una ciudad que lleva un cuarto de siglo gestionada por el partido que ella preside desde hace una década. Cuando critica, no critica al PSOE sino a Alberto Ruiz-Gallardón o a Ana Botella. Al PP, en definitiva. A su PP.

Se ha quejado de la suciedad de las calles, hasta el punto de tachar de “gueto” su barrio (Malasaña). Ha tildado de “bolcheviques” las restricciones de tráfico en el centro… lo que es lo mismo que llamar bolchevique a Botella, responsable directa de la limpieza viaria y de las decisiones de movilidad, como alcaldesa desde 2012 y antes como concejal. En el entorno de Botella, nadie se ha quejado. La alcaldesa, fiel al PP más que a ella misma, ha ordenado no responder, pese a la rabia y tristeza de su equipo. Y eso que Botella asigna a Aguirre mucha responsabilidad en la construcción del clima político en el PP que la llevó a renunciar a ser ella la candidata.

Los responsables de la campaña de Aguirre admiten que andan un poco “a mata caballo”. “Es una campaña muy distinta de las anteriores, ya no hay sólo dos partidos, no puedes limitarte a confrontar con el PSOE, hay unas fuerzas emergentes que te hacen cambiar toda la estrategia”, explican. A eso se suma la incertidumbre de unas encuestas que, por primera vez en 12 años, no dan una mayoría clara a Aguirre. Ni siquiera una victoria clara.

El resto de candidatos asiste con estupor, desdén y cierta pelusilla al despliegue mediático de PP y PSOE. Begoña Villacís (Ciudadanos) apuesta por una campaña de pequeños actos, al alcance de un presupuesto más reducido que sus aspiraciones, y presencia continua en las redes sociales. UPyD, consciente de que la escasa visibilidad de su líder, David Ortega, inventa propuestas como “una charla tomando cañas en el ambiente distendido” de un pub irlandés. Raquel López (IU) está centrada por ahora en actos reivindicativos (por ejemplo, protestas de trabajadores de Coca-Cola).

Ortega y López participan además en debates con otros candidatos (Carmona también; Aguirre, nunca). La candidata de Ahora Madrid, Manuela Carmena, por su parte, circunscribe su campaña a pequeños actos con colectivos sociales, pero ha reforzado su imagen pública gracias a varias entrevistas televisivas.

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