La perspectiva más global de la ciudad
La ‘Guía del paisaje histórico urbano de Sevilla’ aspira a ser un modelo de crecimiento para otras capitales
Al igual que una enfermedad, que no puede tratarse de forma aislada sin tener en cuenta otros padecimientos y circunstancias de la persona que la sufre; la ciudad no puede cuidar sus edificios, su patrimonio, sin ocuparse de su entorno, de su historia y del paisaje del que forman parte. Aplicar el concepto “paisaje histórico urbano” es la tarea que se ha propuesto el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) como un primer paso para conservarlo, porque lo que no se nombra, no existe.
El primer gran paso de este proyecto es la publicación de la Guía del paisaje histórico urbano de Sevilla (Gphus), un documento en el que han trabajado una treintena de profesionales entre arquitectos, arqueólogos, sociólogos, historiadores del Arte, economistas, biólogos, antropólogos y periodistas. La guía, realizada por el IAPH —que depende de la Secretaría General de Cultura de la Junta de Andalucía— es el resultado de más de cinco años de investigación y puede consultarse en la web del IAPH. (iaph.es)
“Cuando se aborda el tema del patrimonio de las ciudades habitualmente se analizan edificios aislados de su entorno. Cada inmueble se trata de forma individual, sin tener en cuenta sus relaciones sociales, ambientales o históricas. Mientras que el paisaje te permite tener una mirada global, la de la población; porque no existe el paisaje si no hay alguien que lo contemple”, explica el arquitecto Pedro Salmerón, coordinador de la Gphus, que ha contado con la dirección de Román Fernández-Baca, responsable del IAPH, y de Silvia Fernández Cacho, jefa del Centro de Documentación y Estudios del IAPH.
El proyecto nació en el Seminario de Ciudades Históricas que se celebró en la capital andaluza en 2006 y se reformuló un año más tarde en París en el Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco.
La guía, que se ha dividido en dos volúmenes, tiene 800 páginas y, de momento, no se ha publicado en papel; aunque su edición está prevista. El estudio no se limita al ámbito municipal de Sevilla capital, sino que abarca 191 kilómetros cuadrados repartidos en 16 municipios bañados por el río Guadalquivir entre los que se encuentran Alcalá del Río, Coria del Río, La Algaba, Camas, San Juan de Aznalfarache, Salteras, Gelves o Palomares.
“El estudio tiene un carácter de transversalidad territorial que incluye el eje del Guadalquivir. Hablamos de un paisaje urbano interceptado por la naturaleza y hemos buscado las claves por las que puede ser reconocible”, precisa Salmerón, quien recomienda una lectura selectiva, a través del índice, para situarse directamente en los puntos que le interesen a cada usuario. El proyecto, en el que también ha colaborado la Unesco, tiene vocación de servir de modelo para la gestión del paisaje en otras ciudades y países.
“Nos hemos remontado a más de 3.000 años antes de nuestra era, cuando el mar llegaba a lo que hoy es Sevilla y era una ciudad lacustre. Estaba formada por una sucesión de pequeñas islas”, explica Salmerón, quien está convencido de que la guía será útil a un gran número de agentes sociales y servirá de puente entre los Ayuntamientos de Sevilla y del resto de municipios estudiados, la autoridad portuaria y el IAPH. “El futuro de Sevilla pasa por que se busque la manera de coordinar a las Administraciones transversalmente. El río tiene un especial protagonismo en el futuro de la ciudad porque podía mejorar las comunicaciones si se mejora su utilización como cauce navegable”, opina Salmerón.
El objetivo de la guía es alcanzar el famoso desarrollo sostenible, es decir, el equilibrio entre la necesidad de seguir creciendo que tienen las ciudades y el respeto por el entorno. Y para ello, la treintena de especialistas que ha elaborado el documento propone una serie de objetivos en cuatro grandes apartados con 46 medidas concretas de aplicación práctica.
El primero de ellos es convertir a Sevilla en una ciudad verde, para lo que la guía propone potenciar la biodiversidad y generar espacios verdes agrícolas para la ciudad. El segundo, plantea ampliar el carril bici y las zonas peatonales y recuperar la red de caminos rurales; el tercero, pretende fomentar las actividades socioeconómicas sostenibles tanto agrícolas, como comerciales en el centro histórico y, también, promover una mayor integración puerto-ciudad. Mientras que el último objetivo es la integración óptima del patrimonio cultural en el paisaje contemporáneo.
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