Vicente Caballer: “La pirotecnia necesita una reconversión”
El rey de la pólvora no renuncia a disparar en su tierra aunque el sector que representa tenga ahora el viento en contra
Vicente Caballer (Godella, 1943) es miembro de la cuarta generación de una estirpe de pirotécnicos que lleva 130 años cosechando premios internacionales. Sus espectáculos han inaugurado algunos de los edificios más importantes de los cinco continentes y a sus casi 72 años sigue supervisando la producción de su fábrica en Llíria (Valencia) caseta por caseta. El presidente de la Agrupación de industriales Pirotécnicos de Valencia (Piroval) es un hombre con carácter pero dice disfrutar "como un niño" cuando dispara una mascletà en la plaza del Ayuntamiento. El veterano de la pólvora asegura que no renunciará a disparar en su tierra aunque el sector que representa tenga ahora el viento en contra.
Pregunta. ¿En qué momento se encuentra el sector valenciano de la pirotecnia?
De la promoción al gasto inasumible
En 2015, cuatro empresas valencianas han declinado disparar la mascletá de la plaza del Ayuntamiento de Valencia: pirotécnicas Lluch, Hermanos Borredà, Carlos Caballer y la veterana Vicente Caballer, que renuncia también a disparar la 'nit del foc'. La mayoría lo hace por razones económicas. "El Ayuntamiento paga 4.000 euros, Iva incluido, por cada mascletá. Por ese mismo espectáculo yo cobraría a cualquier otro cliente como mínimo 10.000 euros porque el pirotécnico va a lucirse. Y si no, no va", explica Vicente Caballer. Aunque explica que la razón de su retirada en 2015 no es económica sino tomar un respiro, el también presidente de Piroval asegura que su asociación no ha organizado ningún boicot sino que ha dejado libertad de participación a sus asociados. "El 50% de las empresas valencianas no participa en la plaza del Ayuntamiento. Hay unas 30 empresas valencianas. Si han venido seis de fuera, solo hay 13 de aquí", precisa. "Disparar en esa plaza ya no es tanto motivo de prestigio como antes. Solo por haber disparado allí, otro Ayuntamiento no va a contratarte porque lo que buscan ahora es que seas más barato que los demás o importes más kilos de pólvora que otro".
Respuesta. En crisis total. En España hay unas 200 empresas, unas 30 en la Comunidad Valenciana. La inmensa mayoría son empresas pequeñitas, que hacen sus mascletás o sus tracas pero con fuegos artificiales importados de China. La crisis de los Ayuntamientos ha implicado retrasos en los pagos y bajada de presupuestos porque la pirotecnia no se considera necesaria. Y efectivamente habrá cosas más necesarias, pero este sector proporciona miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Pirotecnia Caballer es la más grande y podrían trabajar hasta 140 personas. La situación actual nos ha obligado a reducir el 70% la plantilla porque no podemos trabajar con esa cantidad.
P. El producto valenciano siempre ha sido una referencia ¿Cómo ha ocurrido que el producto chino le sustituya?
R. En los años 70 en España solo podía importarse material pirotécnico de clase I y II, el infantil. Después se autorizó la importación de los de clase 4, para espectáculos. Ahora se importan varios centenares de contenedores de este producto que, por descontado, es mucho más barato que el nuestro. Nosotros no podemos competir por precio sino con I+D y tecnología. Pero son muy pocas las fábricas valencianas que pueden hacerlo porque para hacer cosas nuevas se debe invertir e investigar en laboratorios y muy pocas empresas están en disposición de hacerlo.
P. ¿Cuál es el balance de la pirotecnia valenciana? ¿Se fabrica más para España o más para la exportación?
R. El número de contenedores de material pirotécnico que entra triplica el número de contenedores que enviamos fuera. Se cuentan con los dedos de una mano las empresas que exportamos. Nosotros exportamos un 60% de la producción y queremos llegar al 70%. Las empresas internacionales quieren producto de España para sus eventos importantes porque es de altísima calidad. Nosotros les fabricamos material exclusivo. Enviamos al país a 30 personas durante un mes, lo montan y lo disparan. Este tipo de negocio no pueden hacerlo más que unas pocas empresas grandes pero esos castillos cuestan 30 o 40 millones de dólares y no los 42.000 euros, IVA incluido, de una nit del foc.
P. ¿El producto valenciano está perdiendo diferenciación?
R. Efectivamente. Hemos abandonado la esencia de la mejor pirotecnia del mundo, la que nos enseñaron nuestros padres y nuestros abuelos. Antes las Fallas eran un escaparate donde cada empresa creaba producto diferente para sorprender. Cuando ahora vienen pirotécnicos internacionales a ver nuestro trabajo dicen, “¡uy! Si esto que veo lo venden en China... ¡Los valencianos os habéis hecho más chineros que nosotros!”. Ahora se prima el precio, los kilos que se disparan y la duración en lugar de la calidad y la creatividad. Y eso desincentiva a las empresas que acaban tirando los corazones o las cosas redonditas que llevamos tirando 20 años.
P. Una de las principales quejas del sector es la normativa. Tras el incendio de Cullera algunos pirotécnicos han asegurado que la legislación existía pero durante años no se cumplía.
R. El pirotécnico ha tratado siempre de disparar en lugares seguros. En Cullera siempre se ha disparado ahí el castillo y alguna vez había un conato sin importancia. En algunos sitios esto ha venido de perlas para justificar dejar de invertir en espectáculos. Supongo que los alcaldes cuando vieron que el fiscal se pronunciaba y se iban a tener muy en cuenta estas cosas, muchos dirían: “pues no me la juego”. Antes las cosas no estaban como están y quizá ni siquiera sabían que podía tener estas consecuencias... Pero bueno, en ese tema no quiero entrar porque el problema de la normativa es amplio y lo que es incomprensible es que ya no te permitan disparar ni en la playa.
P. ¿Cómo ve usted el futuro de la pirotecnia valenciana?
R. Lo primero que se necesita modificar es la normativa. El sector pirotécnico valenciano necesita una reconversión pero dependerá de que haya ayuda por parte de la Administración para que tener laboratorios y adaptar los talleres como se nos exige antes de 2020. Estaría bien que los Ayuntamientos y las comisiones exigieran en los espectáculos una parte de producto nacional. Además, debería existir formación para que los jóvenes pudieran estudiar el oficio. ¿Por qué si tenemos escuelas de música no tenemos escuelas de pirotecnia?
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