El sudoku de la izquierda valenciana
La gran cuestión se resume en qué partidos y cómo han de comparecer ante los electores, puesto que la Ley D'Hont penaliza las opciones minoritarias
Cuando el Creador dijo aquello de “creced y multiplicaos” (Génesis 1,28) la izquierda estaba distraída y apenas alcanzó a oír la mitad del mandato que, eso sí, cumple con rara devoción. Prueba de ello es cómo se multiplica mediante un ejercicio de partenogénesis, un incesante alumbramiento de capillas, movidas y partidos que, si bien amplían su censo, propicia el desencuentro y a menudo el cainismo, no obstante la semejanza o identidad de su origen y propósitos. En estos momentos en el País Valenciano hay cuatro grupos o fuerzas que se reconocen de esta misma estirpe y se preparan para, juntos o separados, desahuciar del gobierno autonómico y municipal a la derecha que lo ocupa desde hace casi cinco lustros con los nefastos resultados y desmanes conocidos.
Lejos de nosotros la audacia de recomendar una u otra fórmula, algo que incumbe a la voluntad de los partidos y está condicionada por circunstancias que se nos escapan y que sin duda se teje mediante las conversaciones que se vienen celebrando con mayor o menor reserva. Lo bien cierto es que el panorama que se perfilaba meses atrás, con una derecha vencida y un tripartito gobernante –PSPV, Compromís, y EU-, ha quedado desfasado por la irrupción de Podemos, cuyo notorio brío, a la par con sus incertidumbres, ha demolido las previsiones y cuestionado las estrategias. El único aspecto positivo de esta convulsión es que no puede prolongarse mucho ante la inminencia de las elecciones. Lo que sea, será y pronto.
Al hilo de lo que se viene divulgando parece que la gran cuestión se resume en qué partidos y cómo han de comparecer ante los electores. Por lo pronto se da por hecho que el PSPV lo tiene claro: irá a su aire porque confía en recuperar los votos perdidos y, de ser necesario para gobernar, contará con la colaboración de los partidos de izquierda. Es posible. Las otras tres fuerzas mencionadas lo tienen más complicado porque resulta imperativo unirse de algún modo debido a la Ley D'Hont que penaliza las opciones minoritarias. Pero concurrir juntos en una única plataforma autonómica y –acaso– municipal comporta elegir candidaturas y elaborar programas de esa alianza inédita que asimismo comparecería con una nueva denominación. Esto obligaría a la invalidación de las candidaturas resultantes de elecciones primarias ya celebradas e incluso revisar programas, como es el caso de Compromís y EU.
Queremos creer que los políticos concernidos tendrán imaginación y generosidad para solucionar este sudoku, en el que a nuestro entender hay dos puntos innegociables. Uno es el liderazgo de Mónica Oltra, avalado por las sucesivas encuestas que la califican como la política mejor valorada. Desdeñar esa capitalización equivaldría, además, a dispararse un tiro en el pie. El otro es el compromiso con el País Valenciano, reivindicando la justa financiación de nuestra autonomía. A este respecto es muy recomendable que los hombres y mujeres que nos han de gobernar lean y digieran El finançament valencià. De la submissió al canvi necessari, de Vicent Cucarella (Bromera) Sabrán con pelos y señales el desdén en que se nos tiene y que muy probablemente merecemos.
Y una pregunta a modo de adenda. ¿Cómo es posible que el ex Molt Honorable José Luis Olivas, que también fuere presidente de Bancaixa, se implicara en un escandaloso y millonario golpe especulativo y se dejase agasajar con un lujoso viaje a Cuba? Los hay baratos y necios. Así nos ha ido.
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