‘Guiris go home’, a escena
El montaje de Marc Caellas aborda las molestias de los visitantes pero también cuestiona el hecho de viajar
El rechazo al modelo turístico, pero también el debate sobre qué supone hacer el guiri, subirá este jueves al escenario en el Antic Teatre de Barcelona. Guiris go homees el explícito título del montaje de Marc Caellas. Un texto que a través de cuatro personajes que hablan desde dentro de un escaparate abre más interrogantes que preguntas responde, pero sacude. Porque, si cualquiera se puede identificar con las molestias que causa el turismo en Barcelona, que levante la mano quien no ha sido guiri en otra ciudad.
En el texto de Caellas no se salva ni el apuntador. Tira de humor para cargar contra “la administración al servicio de los lobbies que nos convierte a los ciudadanos en figurantes”, la industria del turismo “como monocultivo”, o las ciudades convertidas en “parques temáticos donde el espacio público está secuestrado”. Pero también tiende la mano abierta a los que hacen escapadas de dos días para hacer turismo urbano: “Estresados para verlo todo, con un billete de bajo coste que no lo es…”; o contra “el turista concienciado que se piensa que es mejor porque visita las favelas de Río, convertido en un voyeur de la pobreza”.
“Además”, apunta, “con la tecnología ni si quiera se interactúa: antes pedías que te hicieran una foto, ahora te haces un selfie, o en vez de preguntar una dirección, miras Google en el móvil”. Los protagonistas de la obra son Víctor Solé, Barbara Bañuelos, Camille Payet (que en la vida real llegó a Barcelona como turista y se quedó trabajando para los guiris) y Carles Poy, que durante la obra cocina una paella.
Caellas combina reflexiones propias con ideas de la filósofa Marina Garcés, el antropólogo Manuel Delgado, el ensayista estadounidense Hakim Bey o Duccio Canestrini, autor de No disparen contra el turista. El autor teatral sostiene que “cuando haces de turista dejas de hacer de ciudadano” y arremete contra “el absurdo en el que cae la administración para contentar a los turistas”. Ejemplo: en Barcelona se abrazan los Roller Games, pero se prohíbe patinar en según qué lugares; o no se deja tocar en las plazas por la noche, pero el Primavera Sound es lo más. “Al guiri se le trata como a una especie protegida”, critica Caellas y muestra un folleto municipal con “las absurdas normas de comportamiento que informa el Ayuntamiento, con advertencias como que no se puede mear en la calle”.
En plena precampaña electoral de las municipales, la obra que se estrena el próximo jueves llega a pedir una Renta Básica Turística para socializar los beneficios del turismo. “Es mi obra más política”, admite Caellas sacando pecho. “Este año toca hacer política y mi aportación es ésta. Todo lo que hablamos se resuelve con política, no es tan difícil, se trata de tener voluntad de hacerlo, no dar licencias, limitar la presencia de visitantes”. El autor ha vivido muchos años fuera en Latinoamérica y asegura que cada vez que ha vuelto le ha impresionado la colonización de los turistas.
¿Y qué responde Caellas a quienes defienden que el turismo es la gallina de los huevos de otro, que supone el 14% del PIB y 120.000 empleos? ¿Qué pasaría realmente si los guiris se van? “Estas cifras son mentira. ¿Para quién son los beneficios si un turista se compra un pantalón de 200 euros de una multinacional en el paseo de Gràcia? ¿Y de qué empleo estamos hablando? ¿En qué condiciones? Barcelona ha superado su aforo y tiene que limitarlo”, zanja.
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