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Hoy da ‘misa’ la señora Carmen

La falta de curas y la ancianidad del clero empujan a un sacerdote con ocho parroquias del norte de Lugo a reclutar fieles que lo sustituyan en el altar

María del Carmen Mandiá, el domingo 22 de febrero en la parroquia de Frexulfe (Lugo).
María del Carmen Mandiá, el domingo 22 de febrero en la parroquia de Frexulfe (Lugo).XOSÉ MARRA

El domingo a las once, 13 vecinos de la aldea de Frexulfe van a la parroquia para escuchar la homilía de la señora Carmen Mandiá. Son pocos y entre todos triplican con creces la edad del templo barroco, pero nunca faltan a la cita. La mujer que suple al cura no lleva sotana ni pasó por el seminario, y sin embargo la escuchan con el mismo respeto que al sacerdote. Luego, cuando toca comulgar, forman fila y van llegando al altar, donde la vecina de 65 años les pone, si puede, la hostia en la mano, algo que antes de la era Carmen no se estilaba en la parroquia. El religioso titular de esta iglesia del municipio de O Valadouro, en el norte de Lugo, José Antonio Llenderrozos, le dio esa solución tan habitual en otras partes porque a ella le causaba impresión metérsela a la gente en la boca. Temía que acabase “en el suelo”: “Yo es que soy una mujer antigua, de las que aprendimos que todo era pecado... Hasta que te quedasen unas miguitas en el labio”, justifica la sacerdotisa.

En San Pedro de Mor, otra parroquia vecina del mismo valle que forma el río Ouro, aunque ya en el ayuntamiento de Alfoz, el que sustituye a idéntico cura es un actor aficionado, Antonio Jesús Lorenzo, alias Cachín, que tiene 38 años y es la tercera pata de Trípode, un grupo cómico muy aplaudido en la comarca del que también forma parte el edil de Cultura. “Igual nos haces reír que nos haces rezar”, le dice una de sus feligresas. El otro día, después de presidir el oficio dominical en San Pedro, Cachín se enfundó un disfraz de palomita de maíz para el desfile de Carnaval.

Después de Semana Santa, Cachín cumplirá un año haciendo las veces del cura. A Carmen ya se le han pasado dos sin darse cuenta desde que, un día en misa, delante de todos y por sorpresa, el párroco le anunció que la había elegido para aligerarle el trabajo: “Me lo soltó de golpe”, recuerda, “y yo me negué. Le dije ‘hay gente más capacitada’, pero él insistió, ‘quiero que lo hagas tú’. Entonces me entregó un libro, y por él me voy guiando”, cuenta. El ejemplar de tapas anaranjadas se titula Celebración de la palabra en ausencia de presbítero. Cachín también lo tiene. “Celebran la palabra” domingo sí, domingo no, alternándose con el párroco. La diferencia con una auténtica misa está en que no hay un cura que bendiga el pan y el vino, ni confiese y absuelva pecados. Ellos dirigen las oraciones, leen la homilía que les pasa el religioso y reparten las obleas que este les deja en el sagrario. Lo de confesar no hace falta: “Aquí, por pocos y viejos, somos todos santos”, bromea la oficiante de Santa Olalla de Frexulfe.

“Igual nos haces rezar que nos haces reír”, le dice una feligresa al cómico que sube al altar de San Pedro de Mor

“Don José Antonio es un cura-cura”, repite una y otra vez, entendiéndolo como un piropo, María del Carmen Mandiá, más conocida dentro de la aldea como Carmen do Rego y fuera de ella como “la mujer de Manolo de Ramona” (Manolo, su marido; Ramona, su suegra). “Con los otros párrocos no tuvimos suerte: uno duró poco porque se casó y el último daba misas de 10 minutos, sin homilía; decía que no tenía tiempo. Este, en cambio, es un cura-cura, pero vino ya mayor, y no puede atender él solo las ocho parroquias que le tocan”. “Nuestro párroco tiene una serie de años”, confirma Cachín esquivando concretar la cifra, un ejemplo más de la ancianidad galopante del clero.

Llenderrozos quiso extender la moda a otras de sus iglesias, pero no pescó almas dispuestas. La idea la importó de una parroquia próxima, Ferreira do Valadouro, donde otro cura, Fernando Monterroso, delega en las cuatro monjas de la Virgen de los Dolores. Estas les ganan en fama a los seglares porque llevan más años y cantan mucho. Carmen ni se lo plantea. Y Cachín se excusa con que sus agudos “son berridos”. Aunque todo se andará, hasta “personalizar” el sermón: según él, suplantar al cura los domingos alternos “es una cosa sencilla del todo”.

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