La adjudicación para mantener los 36.000 semáforos de Barcelona encalla

La ciudad que quiere ser smart no logra adjudicar el mantenimiento de sus más de 36.000 semáforos. Un contrato que roza los 19 millones —en dos lotes y por cuatro años—, que debía renovarse en otoño de 2013 pero que tras una subasta electrónica a la baja fue declarado nulo por la OARC, el organismo de control de la contratación pública de la Generalitat, en enero de 2014.

Convocado de nuevo el concurso en verano pasado, la mesa de contratación observó posibles anomalías en la información de una de las seis ofertas y se anuló de nuevo. Esas dudas llevaron al Ayuntamiento a encargar nuevos informes. Está a punto de recibirlos y tiene previsto convocar la mesa el próximo jueves día 26. Será la tercera vez. “En mayo podríamos tener el nuevo contrato”, aseguró el jueves el responsable de seguridad y movilidad del consistorio, Joan Delort.

Una vez más, el contrato se comió buena parte del tiempo de la comisión de Seguridad y Movilidad. El tema se debatió a petición del concejal Óscar Ramírez, del grupo municipal del PP. Las críticas fueron unánimes. “Es una chapuza: las empresas se han presentado tres veces, es una cadena de errores que perjudica las contrataciones, provoca incertidumbre en los trabajadores y daña la imagen del Ayuntamiento”, afirmó David Escudé, del PSC. “Nunca se había visto dedicar tanto tiempo a un tema, es un récord Guinness”, valoró Quim Mestre, de ICV.

Delort aseguró que durante todo este tiempo el mantenimiento de los semáforos “se está realizando escrupulosamente”, que la prórroga del contrato que vencía en 2013 no está suponiendo sobrecoste; y que si se está tardando tanto es porque el Ayuntamiento procura tener los informes que permitan “pasar la prueba del algodón” en la mesa de contratación.

El origen de este culebrón está en el recurso interpuesto por una de las empresas excluidas del primer intento de adjudicación. También CC OO denunció a una de las empresas ganadoras al entender que su oferta era temeraria por el bajo precio ofrecido: uno de los dos lotes tenía un valor inicial de 5,1 millones y Teva se lo llevó por algo más de dos. El importe no cubría ni los costes laborales. En el segundo intento, el pasado verano, la mesa observó dudas en relación con la documentación de una de las empresas.