El coche eléctrico no seduce
Barcelona mantiene su apuesta por el vehículo sin gasolina
El coche eléctrico no ha logrado conquistar las calles de Barcelona, pese a las reiteradas y costosas políticas que el Consistorio desarrolla para sensibilizar a la ciudadanía desde hace más de cuatro años. “Actualmente no es así, pero pienso que en diez años todos vamos a conducir un coche eléctrico”, explica el concejal de Urbanismo de Barcelona, Antoni Vives, quien, como la inmensa mayoría de vecinos, aún conduce un vehículo convencional de gasolina. Lo que se presentó como una apuesta sostenible en 2010, es todavía una promesa a futuro que se cocina a fuego lento.
“La gente es reticente a los cambios y conducir un coche eléctrico supone un importante cambio cultural. Por eso creemos esencial que haya una buena infraestructura de recarga para que la gente se convenza de su uso”, explica Vives en alusión a los 3,25 millones de euros que el municipio ha invertido, desde 2010, para crear y fortalecer una oferta de enchufes que cubra toda Barcelona. Actualmente hay 324 puntos de recarga distribuidos por todo el municipio: 308 de carga lenta, 10 de carga rápida y seis de carga semirápida.
En Cataluña solo circulan unos 3.700 coches con energía eléctrica
La red, sin embargo, no tiene los usuarios que debería para ser rentable. El contraste entre el elevado número de estaciones y el bajo número de personas interesadas en ellas pone en tela de juicio la inversión, que incluye el mantenimiento tecnológico de las instalaciones.
En 2010 no había vehículos eléctricos en el mapa de Cataluña. A paso lento, tres años después, la cifra se situó en 840 unidades. En 2014, la popularidad de estos vehículos aumentó y se contabilizaron 3.700 matrículas de coches eléctricos; una tercera parte (1.300) corresponde a Barcelona. En los últimos cinco años, la capital ha matriculado una media de 266 coches.
Los 324 puntos de recarga funcionan al 40% de su capacidad máxima
Los enchufes de recarga rápida están preparados para abastecer 48 usos de 30 minutos al día. Es decir, tienen potencial para alimentar con electricidad a los coches durante 24 horas, en módulos de 30 minutos. Sin embargo, según fuentes del Ayuntamiento, en octubre de 2014 se registraron entre una hora y una hora y media de abastecimiento, un 5% de su potencial. En noviembre, el suministro ascendió de tres a siete horas al día de uso y, en diciembre, se elevó de cinco hasta diez horas de consumo diario. Pese al incremento del último trimestre, los enchufes abastecen un 40% de lo que su potencial les permite.
“Los cambios no se ven de la noche a la mañana. Pero hemos cambiado algo muy importante con respecto a 2010. Antes los planes eran muy soft y ahora son el eje central de nuestra política, porque pretendemos que Barcelona tenga autosuficiencia energética en los próximos 40 años. Una de las acciones principales para alcanzarlo es la implementación del vehículo eléctrico”, explica Vives. “Es necesario que la gente de a pie, como también las empresas con flotas de vehículos, hagan el cambio cultural. Por eso es importante liderar este cambio desde la ciudad”.
En las adjudicaciones de servicios públicos, el Ayuntamiento contempla como un elemento esencial que las flotas de vehículos asociados sean estrictamente eléctricas. “Estamos implantando una flota de recogida de basura con camiones eléctricos. También tenemos una gran cantidad de vehículos municipales que circulan por la ciudad que son eléctricos, además de los coches de los concejales, entre otros. Por lo tanto, desde el sector público estamos incentivando esto”.
El Consistorio ha comunicado que aún no tiene cerrado el inventario de la flota municipal de 2014, pero los datos de 2013 revelan un total de 350 vehículos eléctricos.
Los autobuses y taxis eléctricos son una tercera vía que promueve el cambio cultural. Según los datos difundidos por el Ayuntamiento, hay 18 taxis eléctricos en el área metropolitana de Barcelona que se empezaron a implementar en el segundo semestre de 2014. En materia de transporte colectivo público, actualmente hay tres buses eléctricos circulando por la ciudad en diversas líneas que van rotando; pueden verse con más regularidad en la línea 20, 45 y 47.
“Yo querría que este proceso se diera mucho más rápido. Pero es justo reconocer que, cuatro años atrás, nadie hubiese imaginado que desde los concursos del Ayuntamiento se exigiera como condición un coche eléctrico, ni tampoco volver a casa en un bus de estas características, ni que un camión sin gasolina recoja la basura de la ciudad”, explica Vives. El concejal asegura que está a la espera de amortizar la compra de su coche a gasolina, para poder luego pasarse al eléctrico.
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