El faro de Moncloa será un mirador turístico municipal
El Ayuntamiento explotará la torre, que lleva siete años cerrada, pese a perder 400.000 euros anuales
El Ayuntamiento de Madrid abrirá un mirador y un punto de información turística en el faro de Moncloa, una infraestructura municipal cerrada y en desuso desde hace siete años. Ante la imposibilidad de colocar su explotación en manos de una empresa privada, el área municipal de Las Artes ha decidido gestionarlo directamente pese a su dudosa viabilidad económica: la oposición ha denunciado que acarreará unas pérdidas de 400.000 euros anuales para el erario público por su alto coste de mantenimiento.
El faro de Moncloa es una torre de 92 metros de altura con un mirador circular en lo alto. Se empezó a construir en 1991 con un presupuesto de 2,2 millones de euros, pero acabó costando 3,8 millones de euros, un 83% más. Lo impulsó el Ayuntamiento (CDS) contra el parecer del Gobierno regional (PSOE), que recurrió su construcción (sin éxito) ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Lo inauguró el entonces alcalde, José María Álvarez del Manzano (PP), en febrero de 1992, que lo calificó de “símbolo de la evolución de la ciudad”.
Según el proyecto inicial, debía emitir un láser visible a 50 kilómetros de distancia; albergar antenas de policía, bomberos y ambulancias; y servir para regular el tráfico de la autovía A-6. El láser no se colocó para no deslumbrar a los automovilistas; y la torre de comunicaciones se quedó en una sola antena de radio. Ni siquiera su función principal, como mirador, terminó por fructificar.
En 1993, su arquitecto, Salvador Pérez Arroyo, denunció su “estado de abandono y falta de conservación” después de que se desprendieran varias placas del revestimiento. Estuvo cerrado durante meses en varias ocasiones, y en 2008 se clausuró definitivamente por incumplir la normativa de seguridad. Un año después, el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (PP) destinó 4,5 millones de fondos estatales para su rehabilitación, que terminó costando 5,6 millones (un 24% más).
Gallardón lo inauguró en 2011 (aunque, según ha admitido hoy el gobierno municipal, las obras concluyeron en junio de 2012), y prometió licitar su explotación para instalar un restaurante en el mirador. Pero no encontró ninguna empresa interesada, debido al fuerte coste de mantenimiento y la reducida superficie disponible.
Además, para permitir su gestión privada, el Ayuntamiento tuvo que negociar un convenio con la Universidad Complutense, en cuyos terrenos se yergue la torre. Ese documento preveía que la institución educativa cediese el suelo durante 75 años a cambio de 80.000 euros anuales (para mantenimiento y limpieza) y de un 20% de los ingresos.
Ese convenio sigue aun sin firmarse, según ha admitido esta mañana el concejal de Las Artes, Pedro Corral (PP), que espera tenerlo cerrado en marzo. Para entonces habrán acabado también, según sus previsiones, las obras para acondicionar la instalación, presupuestadas en 350.000 euros. Si se cumple el calendario, en marzo abriría un mostrador de información turística en la base de la torre y un mirador con visitas guiadas en el mirador. La entrada costará tres euros. Además, el Ayuntamiento planea instalar una cafetería con terraza en la zona ajardinada (742 metros cuadrados) que rodea la torre.
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