Una ciudad viva y preocupada

La retransmisión televisiva de Ciutat Morta ha supuesto una catarsis en la sociedad. Políticos, partidos, instituciones han sido cuestionados. Y algo más amplio, si pensamos que los discursos oficiales no suelen generar sospecha en los medios.

Por aquí abajo, verbigracia, jamás se vivió aquella tensión entre BBC y los gobiernos británicos, consistente en que la televisión pública no reprodujera la adjetivización gubernamental sugerida. Y eso es lo que parece respirarse ahora, en unas Cotxeres de Sants repletas, en las que se inicia un acto bajo una pancarta en la que se lee: Prou muntatges, impunitat i repressió, organizado por el colectivo Des-Montatge 4F, la productora Metrobuster —de la que nació Ciutat Morta—, y el sindicato CGT.

No se cabe en el centro cívico. El acto tiene el interés de ser un catálogo de rarezas judiciales y policiales que, hasta el boom Ciutat Morta, colaban en la realidad junto a meditaciones implícitas del tipo la-vida-es-así.

Intervienen en primer lugar equipo y testimonios del documental Ciutat Morta. Alfon, piquete detenido en huelga general del 14N y condenado, zas, a cinco años por tenencia de explosivos. Una portavoz de los detenidos en la Operación Pandora, terroristas según la policía y, según la BBC, víctimas de una operación contra el bitcoin [la moneda virtual].

Laura Gómez, sindicalista, piquete acusada de intentar quemar la Bolsa de Barcelona el 29N. Un portavoz del Moviment Reraguada, que se encarga de asistir y apoyar a detenidos. Con la Ley Mordaza —The Guardian, esa suerte de Radio Pirenaica del siglo XXI, ha hablado de ella como de una ley dictatorial—, y la reforma del Código Penal, parece que van a ir a más.

También habló un miembro de Stop Bales de Goma, de Tanquem els CIES, de Can Vies. Iñaki García, de la Asamblea del Raval, habló del caso de Juan Andrés Benítez, muerto durante su detención. Juanjo Álvarez expuso la muerte de su hijo, Pedro, en una discusión de tráfico, a manos de un policía no juzgado por ello, hace 22 años. El acto finalizó con Jesús Rodríguez, de La Directa, periodista que siguió investigando el caso 4F más de lo estadísticamente habitual.

En el acto participaron diversos músicos y poetas —Xavier Theros, colaborador de este diario, leyó un poema sobre la justicia, esa cosa que no siempre tiene un final poético—, y se dibujó una ciudad viva. Es decir, consciente de que los recortes radicales suponen también recortes de derechos y libertades.