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CON NIÑOS

Un Pinocho vivo, pero sin moralina

En esta visión del niño de madera, se huye del afán moralizador sobre la mentira y la desobediencia

Los títeres de Pablo Vergne están provistos de magia interior; no parecen objetos inanimados movidos por la destreza de un manipulador, sino que cobran vida en escena. Su compañía, El Retablo, ha cosechado premios notables y ha conseguido logros internacionales, como actuar en uno de los templos sagrados del teatro contemporáneo, el Piccolo de Milán.

La sala Cuarta Pared ha organizado un ciclo monográfico con creaciones de esa compañía, siguiendo la fórmula que puso en marcha hace algunas temporadas de mostrar la evolución de algunos artistas punteros de teatro para la infancia. El ciclo reúne cuatro títulos: Animales, Pinocho y medio, El elefantito y Las zapatillas de cristal. Las obras se representan los domingos de febrero.

El próximo, se puede ver Pinocho y medio, una versión de la obra universal de Collodi, recomendada para espectadores de a partir de cinco años y que dura en torno a 45 minutos. En esta visión del niño de madera, se huye del afán moralizador sobre la mentira y la desobediencia tan presentes en muchas versiones. Aquí, el personaje es una pequeña marioneta que explora sus emociones y sentimientos y que no busca sino recibir afecto y ser aceptado. En un cinematográfico juego de títeres dentro del teatro de títeres, el montaje recrea algunas escenas del cuento de manera original, como la actuación de Pinocho en el teatrito de títeres de Comefuego. Sugerente también, la recreación del episodio de Pinocho y Gepetto en el interior del tiburón (se ha respetado la versión original de Collodi, que habla de tiburón y no de ballena, como luego se extendió).

Íntimo, realista, poético, desternillante… todo eso se dice de David Larible, premiado con el prestigioso Clown de Oro en el festival de circo de Montecarlo. Pasó por Madrid en 2013 con su espectáculo El Clown. El éxito animó al Circo Price a promover el estreno mundial de su nuevo espectáculo, Laribleando, en el que el payaso italiano hace de un artista que participa en un casting. Para conseguir el trabajo, deberá improvisar habilidades que no posee: luchar con una montaña de platos, hacer magia, karaoke e incluso lanzar de cuchillos.

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