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Fracasa la negociación para sacar de la calle a las prostitutas del Raval

Las trabajadoras sexuales pedían la cesión de un edificio para poder ejercer

Prostitutas de la calle Robadors, ayer durante la cacerolada.
Prostitutas de la calle Robadors, ayer durante la cacerolada. Juan Barbosa

Las prostitutas que trabajan en el barrio del Raval de Barcelona han presentado una propuesta al alcalde de Barcelona, Xavier Trias, para poder abandonar la calle y salir de la indefensión en la que se encuentran. Pero su propuesta ha quedado en agua de borrajas. Al menos de momento. Las mujeres pedían la cesión del edificio de la calle Robadors 25, que el Ayuntamiento de Barcelona acaba de adquirir. Su intención era instalar en la planta baja una cafetería o un bar, mientras que en el primer y el segundo piso habría habitaciones para que las prostitutas mantuvieran relaciones sexuales con sus clientes. La penúltima planta se dedicaría a la formación de las chicas y la última serviría como alojamiento temporal para las prostitutas que necesiten un espacio, como por ejemplo, después de abandonar al chulo, que es uno de los objetivos de las madres de la propuesta.

Todo este proyecto lo gestionarían ellas, constituidas como cooperativa. También pasarían a formar parte del proyecto la cooperativa Iacta, que aportaría asesoramiento jurídico, y Etcs, que formaría a las mujeres.

Las propias trabajadoras sexuales reconocen que se trata de una propuesta “ambiciosa” y que sería una novedad en Barcelona” a pesar de que ya hay experiencias similares en otros lugares como Holanda”, según explica María Palomares, directora de la entidad Calala. Esta asociación, que apoya a distintos colectivos de mujeres, ha orientado a las prostitutas en la preparación y redacción del proyecto.

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La propuesta es ambiciosa porque reclama al Ayuntamiento la cesión del edificio y un pago de 50.000 euros para rehabilitarlo y correr con los gastos de funcionamiento. Y también es ambiciosa porque supondría autorizar la apertura de un meublé, algo que en Ciutat Vella ya no es posible.

La idea de presentar la propuesta nació a partir de una invitación del propio Ayuntamiento. A través de Abits, la agencia municipal que aborda la prostitución en la ciudad, el Consistorio pidió a las prostitutas que presentaran una propuesta para optar a un programa que va acompañado de una subvención de 12.000 euros anuales. Pero ellas lo rechazaron. “Pidieron que no pusiéramos nada ni de prostitución ni del Raval. Su objetivo es expulsarlas del barrio y mandarlas no sabemos dónde", se queja Palomares. “El Ayuntamiento quería utilizarnos para colgarse una medalla, pero nosotras no queremos dinero, queremos un sitio donde trabajar”, reivindica Janet, portavoz de las prostitutas del Raval, organizadas bajo el nombre Putas Indignadas.

Actualmente, en este colectivo hay unas 40 profesionales. Muchas de ellas trabajan por su cuenta, pero otras son víctimas de las tratas. “Convivimos diariamente con las chicas de trata y las conocemos bien. Creemos que si este edificio se convierte en nuestro espacio las podríamos ayudar”, explica Janet.

El pulso entre las prostitutas que se resisten a abandonar el Raval y el Ayuntamiento que tiene otros planes dura desde hace años. A pesar de la negativa del Ayuntamiento, las prostitutas no se rinden y creen que alguna cosa está cambiando. “Al menos nos están respondiendo y esto ya es algo”, dice Paula, que se muestra optimista.

Como cada miércoles, las prostitutas protagonizaron ayer una cacerolada en la calle Robadors. Más allá del edificio, piden al Ayuntamiento que las deje trabajar tranquilas, sin tener que sufrir las multas de los agentes, ni precintar los pisos donde mantienen las relaciones sexuales.

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