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“Aguirre ha cerrado el abanico”

El ofrecimiento de la presidenta del PP regional a Rajoy como candidata se interpreta en Madrid como una jugada a la desesperada que corta el paso a otros posibles aspirantes y le permitirá actuar libremente si es rechazada

De izquierda a derecha: Ignacio González Mariano Rajoy Carlos Floriano y Cristina Cifuentes en la cena de Navidad del Partido Popular en Madrid
De izquierda a derecha: Ignacio González Mariano Rajoy Carlos Floriano y Cristina Cifuentes en la cena de Navidad del Partido Popular en Madrid julián rojas

Siete cargos del Ayuntamiento de Madrid de los que más saben de política, en general, y del Partido Popular en particular, han hecho una porra con su apuesta sobre quién encabezará las listas de esa formación en las elecciones municipales y autonómicas de mayo.

Son la gente más cercana a la alcaldesa, Ana Botella, que anunció en septiembre que no sería candidata. Han hecho siete apuestas. Ninguna coincide. A la espera de que el presidente del PP, Mariano Rajoy, haga saber sus candidatos (muchos apuntan que será antes de la convención nacional del 23 al 25 de enero en Madrid), en el PP regional lo único que hay son cábalas más o menos informadas. Y hay casi tantas como personas a las que se pregunte.

Tres puntos adicionales. El PP gobierna con la mayoría absoluta que obtuvo Alberto Ruiz-Gallardón en mayo de 2011, siete meses antes de dejar el Ayuntamiento a Botella. Si las elecciones al Parlamento Europeo celebradas el pasado mes de mayo hubieran servido para elegir a la corporación municipal, los 31 concejales del PP se habrían quedado en 23, a seis de la mayoría absoluta.

El PSOE habría pasado de 15 a 13; IU, de siete a siete; y UPyD, de cinco a siete. Podemos habría entrado con siete. Ciudadanos obtuvo el 4,7% de los votos, a tres décimas de obtener representación.

Incluso en los peores tiempos, Madrid es una ciudad propicia para el PP. En mayo logró el 32,4% de los votos, frente al 30% a escala regional y el 26% a escala nacional. Sin embargo, Botella sólo tardó cuatro meses en caerse como candidata, zarandeada por las críticas a su gestión incluso en el PP.

Rajoy sabe que necesita un candidato sólido que sume valor a las siglas: los expertos consideran que el mejor nombre posible, en cualquier circunstancia, sólo puede mejorar hasta tres puntos el resultado de un partido. No parecen muchos, pero sí suficientes como para que Rajoy evitara una mayoría absoluta de la izquierda como la que anticipaban los sondeos hace menos de un año.

La jugada de Aguirre. En el PP madrileño lo tienen claro: la mejor candidata es su presidenta, Esperanza Aguirre. O al menos lo era hace menos de un año. La imputación por corrupción de varios de sus colaboradores más cercanos y su incidente de tráfico (en manos de un juez) la han debilitado tanto como para que, en vez de esperar a que Rajoy la llamara para salvar Madrid, tuviera que ofrecerse ella a hacerlo.

Lo hizo el pasado 23 de diciembre, y según varias fuentes del PP madrileño fue una jugada perfecta para ella y envenenada para Rajoy. “Su decisión se interpretó como un ‘no hace falta que me lo pidáis, me trago el orgullo y doy el paso al frente’. Hace unos meses estaba en la situación de ‘que venga Rajoy y me lo pida’, mientras que ahora, sin embargo, le facilita la tarea ofreciéndose”, explica un alto cargo madrileño que la conoce muy bien. “Si Rajoy la desprecia, se saca un as de la manga y no da buen resultado, la derrota se la apuntará él. Si la pone y ella pierde, Aguirre estará acabada y él saldrá indemne”, añade esa fuente.

En el PP madrileño creen que, con su paso al frente, Aguirre ya ha ganado la pugna interna. Los que mejor la conocen dicen que tampoco se muere por ser candidata —le va muy bien en la empresa privada—, pero se siente con la obligación moral, como presidenta del PP regional, de no abandonar el barco. “Si me quiere, voy a por todo y a morir por Dios. Si no me quiere, yo me ofrecí, que otro se haga responsable. Con la ventaja de que se libera de toda obligación, ha sido despreciada y por tanto puede decir lo que le dé la gana”, señala el citado alto cargo.

“No me resigno”. ¿Por qué se duda entonces de que Rajoy la elija? Porque al presidente del PP le gusta Aguirre menos que un nublao. Ella fue la que, en la primavera de 2008, cuando más débil estaba Rajoy, le cuestionó con la consigna del “no me resigno”, e incluso amagó con disputarle el liderazgo en el congreso de junio en Valencia. En el PP madrileño prefieren creer sin embargo que no es a Rajoy sino a “su entorno” a quien cae mal Aguirre; según esa tesis, tanto la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, como la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, desean poner su pica en Madrid, la única aldea gala que se les resiste. A Rajoy, añaden estas fuentes, “Aguirre no le quita el sueño”, es más, le viene bien para galvanizar “al voto perdido, el electorado acendrado y decepcionado, los votantes de valores”.

Cerrar el abanico.El paso al frente de Aguirre ha servido además para elevar el listón y cerrar el abanico de posibles candidaturas. En el PP madrileño ven difícil que Rajoy pueda prescindir de ella para imponer a un aspirante de menor peso político. En la porra de altos cargos del Ayuntamiento, por ejemplo, no aparecía la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, quizá porque la denuestan tanto los afines a Ana Botella como los del presidente regional, Ignacio González. “Es una persona de ambición desmedida, todo lo que hace lo hace en negativo, contra alguien; se apoya en dos madrinas, De Cospedal y Sáenz de Santamaría, enfrentadas entre sí; es muy poco de fiar”, abunda un alto cargo del Ayuntamiento.

La tesis, compartida por la mayoría de fuentes consultadas, es que Rajoy busca a un candidato con el que meter la cuña en el PP madrileño, con el que quitarle el control a Aguirre. Y para esa función, Cifuentes no parece la más indicada, según dichas fuentes.

El ‘factor Fraga’. Sí lo sería la propia Saénz de Santamaría, pero es una opción imposible. En primer lugar, porque ella no quiere. “Desde que le ofrecieron a Manuel Fraga ser alcalde, nadie ha querido cambiar la política nacional por el Ayuntamiento”, indican en el PP madrileño. La única razón de peso sería que Saénz de Santamaría sacara cinco puntos al resto de posibles candidatos, pero según las encuestas a las que han tenido acceso fuentes consultadas, su ventaja no pasa del medio punto en las preferencias del electorado en general (no sólo los votantes del PP).

“Rajoy lo tiene muy difícil para elegir”, coinciden todos. Con la complicación añadida de que debe cuadrar no sólo una sino dos candidaturas. Hay un consenso casi generalizado en que no optará por Aguirre y por Ignacio González (su mano derecha durante años, y heredero de la presidencia regional en septiembre de 2012, cuando ella dio un paso atrás en lo peor de la crisis). “Eso sería humillarse”, indica un peso pesado municipal. Hay quien cree sin embargo que sería la decisión menos complicada para un presidente que presume de hacer lo que dicta el sentido común y huir de experimentos en pos de la estabilidad y la continuidad. Pero la mayoría de fuentes consultadas lo considera muy improbable.

Si hay que elegir...

En caso de que Mariano Rajoy, por no poner a ambos como candidatos, optara entre Esperanza Aguirre e Ignacio González, el que saldría perdiendo sería el ahora presidente regional. “Nacho no tiene ningún tirón, no suma nada a la marca, no ha logrado construirse un perfil. Y en medio de una ola de cambio político, él es el tío que tiene un ático. Aunque no haya nada malo detrás, ya es necesario dar una explicación, y eso lastra. Rajoy no va a poner a la señora que más le ha tocado las narices y a su mayordomo”, asegura un alto cargo popular. Varias fuentes consultadas creen que Rajoy hará “lo que tiene que hacer” en el Ayuntamiento, es decir, poner a Aguirre, y lo “compensará” en la Comunidad con un nuevo nombre que le sirva para iniciar la transición en el PP madrileño. Alguien de su confianza pero que no ponga de los nervios a Aguirre para que no monte un follón (así consiguió su puesto Cifuentes, señalan). Y alguien joven que pueda empezar como secretario general y terminar presidiendo el PP regional. Nombres hay, como el de Lucía Figar. A González sí se le puede sustituir por alguien de menor tonelaje. Sobre todo porque en el PP ven posible perder la Comunidad, pero perder la capital sería una tragedia.

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