El valor de resistir
La utilidad de un partido no depende, como parece que hay gente en IU que lo cree, de la radicalidad de sus proclamas, sino de los problemas que resuelve día a día
Dice Sun Tzu en El Arte de la Guerraque la derrota llega cuando no se puede ser fuerte pero también cuando no se sabe ser débil y eso me ha recordado la situación en la que parece encontrarse Izquierda Unida ante su participación en el Gobierno andaluz.
Es evidente que este último no ha cumplido hasta ahora con todo su programa, que ha recortado gasto y derechos sociales y que, de momento, su saldo de actuaciones es magro.
Contemplado así, podría entenderse que haya dirigentes y afiliados de Izquierda Unida que reclamen que su formación salga del Gobierno. Pero me parece que ese punto de vista es muy parcial.
A muchos andaluces nos hubiera gustado que las cosas estuvieran yendo de otro modo, que no se hubieran hecho recortes y que los avances en justicia y bienestar de los últimos años no solo no se hubieran frenado sino que hubiesen ido a más, como también en lucha contra la corrupción. Pero creo que no se puede contemplar lo que ocurre en Andalucía sin tener en cuenta lo que sucede en Europa o en el resto de España y, más concretamente, el maltrato que nuestra comunidad viene recibiendo del Gobierno de Rajoy.
No se trata de justificar sus limitaciones y fallos sino de tener en cuenta que el Gobierno de coalición que ahora preside Susana Díaz es, y creo que no por voluntad propia, un Ejecutivo débil ante el de Madrid. Es una coalición de resistencia que vale no tanto por lo que avanza sino, sobre todo, por lo que evita.
Por eso, lo inteligente sería destacar lo que el Gobierno de coalición ha impedido que se produzca en Andalucía (en buena parte gracias a IU), algo fácil de imaginar viendo las políticas aplicadas por el Partido Popular en los últimos tres años allí donde gobierna.
Por muy indeseables que hayan sido las medidas andaluzas en materia de recortes, privatizaciones o de derechos y libertades lo cierto es que han supuesto un mal menor y mejor repartido que en otras comunidades.
A quienes en las filas de Izquierda Unida propugnan dejar solo al PSOE y desentenderse les vendría bien leer La Resistencia, un breve ensayo de Ernesto Sábato en el que escribe: “Muchos afirmarán que lo mejor es no involucrarse, porque los ideales finalmente son envilecidos como esos amores platónicos que parecen ensuciarse con la encarnación. Probablemente algo de eso sea cierto, pero las heridas de los hombres nos reclaman”.
Así es. La utilidad y el aprecio social de un partido político no dependen, como parece que hay gente en IU que lo cree, de la radicalidad de sus proclamas y de lo revolucionario que sea su verbo sino de los problemas que resuelve día a día a los seres humanos.
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