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Un millar de personas marchan en apoyo de los anarquistas en prisión

Grupos violentos destrozaron una decena de escaparates en Gran de Gràcia

Alfonso L. Congostrina
Más de mil personas cortaron ayer el centro de Barcelona.
Más de mil personas cortaron ayer el centro de Barcelona. juan barbosa

Más de un millar de personas se manifestaron la tarde de ayer en pleno centro de Barcelona en apoyo a las siete personas que permanecen en prisión preventiva acusadas de pertenecer a un “grupo terrorista de carácter anarquista”. Algunos participantes en la marcha utilizaron martillos para destrozar escaparates de entidades bancarias, hoteles y franquicias en la calle Gran de Gràcia. La manifestación acabó sin ningún detenido por los Mossos d’Esquadra.

El pasado 18 de diciembre, el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez envió a prisión a siete de las 11 personas detenidas dos días antes en un gran operativo policial por su vinculación a un grupo al que se atribuye varios atentados con artefactos explosivos. A los imputados dentro de la operación Pandora, la mayoría de ellos residentes en diversas poblaciones de Cataluña, se les acusa de “constituir, promover, dirigir y pertenecer a una organización terrorista”. Bermúdez, además, asegura que hay suficientes indicios como para acusarles de posesión de explosivos.

Compañeros de los detenidos y diversos colectivos vinculados al anarquismo en Cataluña han mostrado su rechazo a las detenciones en diversas movilizaciones celebradas los últimos días, pero ayer desafiaron a las autoridades convocando una manifestación a las cinco de la tarde en la confluencia entre la plaza Catalunya y La Rambla. En el lugar se concentraron más de un millar de jóvenes que posteriormente cortaron el paseo de Gràcia ante la sorpresa de las miles de personas que aprovechaban el sábado por la tarde para ir de compras.

Tras una pancarta que rezaba: “Terrorista es quien condena a una vida de miseria, no quien se rebela contra ella”, los concentrados fueron avanzando en dirección al barrio de Gràcia mientras decenas de agentes de la Guardia Urbana trataban de evitar, con poco éxito, el caos circulatorio en el que se convirtió el centro de la ciudad.

Cuando los manifestantes enfilaron Gran de Gràcia, media docena de jóvenes encapuchados pasaron a la acción. El primer inmueble en recibir la rabia de los manifestantes fue el Hotel Casa Fuster. Un encapuchado armado con un martillo realizó hasta cuatro perforaciones en la elegante cristalera. Tras el hotel fueron atacadas una docena de entidades financieras. Algunos peatones incluso se adelantaron a la manifestación para alertar a los comercios que venían los violentos, gracias a lo que algunos lograron evitar daños, pero fueron varias franquicias de ropa las que se llevaron la peor parte.

Cuando ya habían sido destrozados media docena de escaparates, los Mossos d'Esquadra lanzaron el primer aviso, conminando desde un helicóptero a los concentrados a disolverse. Fuentes de la policía catalana explicaron que los agentes no actuaron ante la gran cantidad de transeúntes que había en la zona.

Pese a los mensajes policiales, los manifestantes giraron en la calle de Asturias hasta llegar a la plaza del Diamant, donde se disolvió la protesta. Justo antes, una sucursal de La Caixa fue la última que resultó atacada. Varios individuos rompieron uno de los escaparates, entraron en la oficina y reventaron a golpes una de las impresoras de la oficina.

En la plaza del Diamant, el mismo lugar donde el pasado 16 de diciembre comenzó la primera manifestación de protesta por los detenidos por pertenecer a esta supuesta red terrorista, finalizó la manifestación y se disolvió sin que los agentes de los Mossos d'Esquadra finalmente tuvieran que actuar.

En el suelo quedaron diversas pancartas y una decena de piedras de gran tamaño que alguno de los manifestantes no llegó a lanzar. Varios agentes de la Guardia Urbana de Barcelona precintaron diversos escaparates en Gran de Gràcia para evitar riesgos para los peatones.

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