Percebes junto a la Torre de Hércules gracias a un pellizco del Gordo

Habrá percebes de los acantilados coruñeses de la Torre de Hércules la noche de Navidad en casa de Ramona y Ángel. Aunque su precio en la plaza se dispare ese día a 150 euros el kilo. “Es lo que más me gusta desde que soy niño, y como lo que realmente quisiera, que son 10 o 20 años menos, es imposible, pues lo daré todo a mis chavalillos”, cuenta este octogenario de Monte Alto, en A Coruña, agraciado con uno de los diez décimos del Gordo -que repartieron cuatro millones- que le vendió su sobrino Manuel Mahía, el joven lotero de La Sonrisa, la administración de la calle de Hércules, cerca del mercado y del faro más antiguo del mundo. Ángel asegura que, salvo los percebes y puede que algún viaje, el dinero -320.000 euros una vez descontado “lo que se lleva Montoro”- será para repartir entre sus dos hijos y sus cuatro nietos.

El número 13 para este anciano que aparenta mucho menos que los 81 años que marca su DNI es el de la suerte. Hace medio siglo ya se había llevado un premio importante de lotería con un trece mil, recuerda. Y cuando su sobrino le dijo de casualidad, el pasado sábado, que tenía el 13.437, no lo dudó un minuto. “Hombre, ¿cómo no me avisaste antes? Venga, venga, dame uno”, relata Ángel, inmutable y tranquilo ante el enorme revuelo causado por periodistas, cámaras y también vecinos que salieron a celebrar el premio, aún sin llevarse nada, en la calle de este popular barrio obrero de A Coruña. Una ciudad donde se vendieron además dos décimos del segundo premio, agraciados con 125.000 euros cada uno.

Unos pellizcos del primer, segundo y de dos cuartos premios, en total más de 4,5 millones de euros, también cayeron en Carballo, a 35 kilómetros de la capital provincial, donde ya empieza a ser habitual esto de celebrar la Lotería de Navidad con espumoso. María Eirís, la lotera de Alexandra, en la calle Desiderio Varela, luce una amplia sonrisa por haber repartido diez décimos del Gordo. La cosa va en aumento, comenta al relatar que hace dos años fueron dos y hace cinco fue un quinto premio. A apenas cien metros, su vecina y también lotera Elvira Corredoira tuvo en venta nada menos que 30 series del 67.009, uno de los cuartos premios, aunque devolvió un centenar de décimos. Y también repartió otro buen pellizco de 125.000 euros a un habitual que, a través de la máquina, de forma aleatoria, se llevó un décimo del segundo premio. Corredoira, hace siete años, había entregado 45 millones de euros del Gordo. En otro punto de venta de Carballo, uno de esos puestos llamados 'mixtos' por vender más productos que la lotería, Esther Barca vendió dos décimos de otro cuarto premio, el 07.617, dotado cada uno de 20.000 euros.