El negocio editorial pierde 1.000 millones en cuatro años

El único valor positivo del balance de la situación económica del sector editorial es que en Cataluña lee libros el 65% de la población mayor de 14 años. Por debajo de la media europea, que es del 71%, pero que va creciendo de manera sostenida porque en el 2012, por ejemplo, ese porcentaje era del 60,6%. Se lee más, pero se compran menos libros por lo que la salud económica del sector está muy tocada. La facturación de la venta de libros en el conjunto de España ha caído mil millones de euros en cuatro años: de 3.109 millones en 2009 a los 2.181 del año pasado. Una industria que tiene una gran concentración de editoriales en Cataluña –especialmente en Barcelona- ya que factura prácticamente 8 de cada 10 libros de literatura y ficción en castellano que se venden en España y uno de cada dos libros que consume el mercado español. La caída acumulada de ventas desde ese mismo año ha trepado hasta el 40%, lo que coloca al mundo de los libros por encima del 30% del descenso del consumo del conjunto de las artes escénicas.

“Pero creemos que ya se ha tocado fondo ya que en lo que va de 2014 año la caída se sitúa entre un 5% y un 6% que sería la menor en los últimos años”, desgranaba ayer el presidente del gremio de editores de Cataluña, Daniel Fernández, en la habitual radiografía del sector que precede a la entrega del Premio Atlàntida. Un galardón que este año – es la 29ª edición- distingue a Joan Manuel Serrat por su contribución al fomento de la lectura y por su compromiso en la defensa cultural y de la propiedad intelectual.

“El caso es que todas las instituciones y las administraciones hacen declaraciones solemnes de que el sector editorial es uno de los troncales. Pero luego eso no se nota y no tenemos, ni de lejos, el mismo trato de otras industrias, como la automovilística o el carbón, a pesar de que somos el sector de la industria cultural más importante por volumen de facturación, por número de empleados y siendo además líderes en América Latina”, se quejaba Fernández que tampoco ahorraba críticas al escaso apoyo de la Generalitat. El año pasado, el sector editorial catalán editó 33.446 títulos, unos 2.000 más que en 2012. Y en cuanto al número de empresas, en 2013 eran 279 que daban empleo directo a 4.498 profesionales. Un año antes las empresas eran menos, 272, pero los trabajadores más: 4.907.

El presidente del gremio se mostraba esperanzado en la efectividad del anunciado “plan de fomento de la lectura y un plan integral para el sector” que se ha empezado a enfocar con el consejero de Cultura Ferran Mascarell. Su departamento ya aprobó hace justo tres años –el acto de la presentación estuvo acompañado de una foto de familia con editores catalanes- el Plan Nacional de Lectura (2012-2016) en el que se desgranaban medidas de fomento de la lectura, en general, y también de actuaciones como “soporte financiero a proyectos y planes editoriales con líneas de aportaciones reintegrables, con una parte de subvención también reintegrables en función de los resultados de los proyectos”.

“Bueno, yo no sé cómo está el desarrollo de aquel plan pero confío en el que queremos diseñar ahora”, subrayó el presidente del gremio de los editores que tiene bastante claro qué tipo de ayuda hace falta: “incentivos directos a la venta de libros y especialmente a la dotación a las bibliotecas”. El futuro práctico del nuevo plan estratégico también podría verse abortado por el hecho de que en 2015 habrá elecciones autonómicas y se trata de un instrumento que requiere de reuniones periódicas. “ La primera se hará en enero del año próximo”, subrayó Fernández. En las ayudas directas a la venta de libros ya hay experiencias, como el cheque cultura que implantó durante un tiempo el gobierno vasco que reintegraba parte del dinero que los ciudadanos gastaban en libros.