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Arrestado el joven enfermo de Ares que se fugó durante su condena

La policía lo identificó en Oviedo cuando trataba de renovar su DNI

La Policía Judicial de Oviedo ha detenido en la capital asturiana al joven aresano Diego Rubianes Pita, de 22 años y con graves problemas mentales desde su infancia, que se había fugado el pasado 5 de noviembre mientras cumplía condena por un delito de lesiones a raíz de la agresión a una agente de la policía local. El chico, en busca y captura desde el 12 de noviembre por orden del jugado de lo Penal número dos de Ferrol, fue localizado por los agentes de la Policía Nacional cuando trataba de renovar el DNI para retirar dinero de su cuenta corriente, donde percibe una pensión estatal por una minusvalía psíquica del 65%. Fue trasladado la tarde del lunes a la ciudad naval, donde ya ha sido ingresado en un centro hospitalario.

El chico, que necesita medicarse permanentemente para aliviar sus problemas neuropsíquicos, saltó del coche que lo trasladaba desde del módulo de psiquiatría del antiguo hospital naval de Ferrol -donde estuvo interno en la primera parte de una pena de 9 meses- al centro terapéutico de Asfedro en Doniños, una comunidad abierta para tratar su adicción a las drogas donde la estancia es voluntaria. Desde ese momento, sus padres, le perdieron la pista y han vivido angustiados el último mes por lo que pudiera pasarle o hacer su único hijo, con brotes violentos en su historial y que podía ser un problema para sí mismo y para otros, expuso su madre, Mari Pita.

Aunque desaliñado y sucio, reconoció hoy su padre, José Manuel Rubianes, su hijo acudía regularmente a la Cocina Económica y a Cáritas en busca de alimento y su salud física no se resintió. El prófugo, al que muchas llamadas de testigos situaron erróneamente en Ferrol, se había marchado en tren a Oviedo al día siguiente de su fuga y desde primeros de mes estuvo moviéndose por Asturias con la idea, le manifestó a su padre, de hacer “una nueva vida” sin hospitales ni condenas.

El juzgado ferrolano, en agosto del 2013, había dictado una orden de alejamiento que prohibía al chico acercarse a menos de 100 metros de la casa de sus padres a los que agredió en repetidas ocasiones, además de prender fuego a la vivienda con ellos dentro. Con sólo siete años, Diego Rubianes ya fue diagnósticado con un trastorno severo de la personalidad y su infancia y adolescencia trascurrió seminterno entre colegios para alumnos con problemas de conducta y el hospital al que tenía que asistir a terapia. La adicción a las drogas, en los últimos años, terminó de complicar sus problemas psíquicos.

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