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El eterno alcalde de Marinaleda

Gordillo seguirá en el Ayuntamiento pese a creer que lo “ideal” era estar en el Parlamento

Antonio J. Mora
Juan Manuel Sánchez Gordillo, este jueves en Marinaleda.
Juan Manuel Sánchez Gordillo, este jueves en Marinaleda.paco puentes

El Ayuntamiento de Marinaleda (Sevilla) está situado en la avenida Libertad. La misma que, según su alcalde, Juan Manuel Sánchez Gordillo, le dio Izquierda Unida para decidir si permanecía al frente del municipio sevillano o mantenía su escaño en el Parlamento. “IU nunca ha intervenido en esto para nada”, explica el dirigente de la CUT. Pero su decisión de continuar como alcalde no ha sido voluntaria. “Los vecinos querían que me quedara en el Ayuntamiento. Sigo como alcalde más por su presión que por convicción”, reconoce el histórico sindicalista. Sin embargo, el PSOE mantiene que Gordillo se ha visto acorralado ante la negativa de sus concejales de asumir el mando. Con esta decisión, en cumplimiento de la ley electoral andaluza, Gordillo pone fin a 13 años como parlamentario y punto y seguido a su perpetua presencia en la alcaldía (35 años).

Gordillo renunció a su escaño el pasado miércoles, un minuto antes de que expirara el plazo. “Ha sido una decisión muy difícil”, se escuda el regidor para justificar el vaivén de decisiones tomadas en los últimos días. En un primer momento, el sindicalista se inclinó por renunciar a la alcaldía y compaginar su cargo como parlamentario con el de teniente de alcalde. “Creo que esta era la mejor fórmula. De esta manera, podía seguir trabajando en el proceso de transformación de Marinaleda y a su vez no fallar a los andaluces que me eligieron como parlamentario. Pero el pueblo es el que decide”, explica el político, quien insiste en que esta opción era “la ideal y la más racional”. “Si se produjera un milagro y pudiera cambiar de decisión, lo haría”, agrega.

La indecisión del líder de la CUT no solo ha alimentado estos días las suposiciones sobre cuál podría ser su estrategia, sino que también ha dado alas a una oposición casi nula en el Ayuntamiento (el PSOE tiene dos concejales frente a los 9 de IU). “Una vez más, Gordillo ha montado el mismo circo al que nos tiene acostumbrados. Se ha reído del pueblo con sus cambios de decisión”, critica el secretario general del PSOE de Marinaleda, Mariano Pradas. Pese a que el alcalde asegura una y otra vez que su decisión responde a la presión de los vecinos, los socialistas mantienen que este cambio de última hora se debió a que ningún concejal ha querido asumir el bastón de mando. “¿Quién se iba a prestar a ser un alcalde de paja?”, se pregunta el socialista, quien asegura que la idea de Gordillo era seguir gobernando el Ayuntamiento como teniente de alcalde. “Eso es una estupidez”, replica el regidor.

Sánchez Gordillo saluda a un vecino de Marinaleda.
Sánchez Gordillo saluda a un vecino de Marinaleda.P. P.

Una hipotética marcha atrás ha mantenido en vilo hasta el último momento a los más de 2.700 habitantes de Marinaleda. “Sin Gordillo, el pueblo no sería el mismo. Hemos estado bastante preocupados”, reconoce una de las pocas vecinas que quiere pronunciarse sobre el asunto. “Su sitio está aquí. Gobernar un Ayuntamiento de izquierdas es muy difícil, cualquiera no es capaz”, apunta un vecino mientras toma un carajillo en la Casa del Pueblo, en cuyas paredes cuelga un retrato de Gordillo junto a otro de Hugo Chávez. “Yo prefería que se hubiera quedado en el Parlamento, desde allí también puede ayudar mucho a Marinaleda”, asegura su compañero, quien defiende la opinión minoritaria entre los vecinos. “El Parlamento es un nido de lobos y Gordillo es una gallina. Se lo comen”, le replica. Pero esta incertidumbre no ha hecho mella en la relación entre alcalde y ciudadanos. “Puede que los vecinos se sientan defraudados. Espero que hagan borrón y cuenta nuevo”, reconoce el regidor. “Era una decisión muy difícil, pero lo importante es que se ha quedado. Estamos muy contentos”, sentencia otra vecina.

Para Sánchez Gordillo, la opción de seguir en el Parlamento era la más “adecuada” por varias razones. Principalmente, defiende que el ostentar el cargo de teniente de alcalde habría facilitado el proceso de transición en el Consistorio, que hubiera pasado a las manos de su número dos, Esperanza Saavedra. “Los vecinos parecen que no conciben Marinaleda sin mí, pero yo no voy a durar toda la vida. Creo que era el momento del cambio, un cambio para nada traumático porque iba a seguir estando muy presente en el pueblo”, expone el regidor, quien considera que quizás ha faltado más diálogo con la gente. “Con mi enfermedad, todo ha sido muy precipitado y quizás no he tenido el tiempo suficiente para explicarles a los vecinos que era mejor que me quedara en el Parlamento. Que no se trataba de una huida”, agrega antes de apuntar: “Pero claro, si impones tus convicciones te llaman dictador, si no lo haces no te quedas tranquilo”.

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Con este cuestionado paso atrás en su marcha al Parlamento, Gordillo confirma a su vez su decisión de presentarse a las próximas elecciones municipales. “Si me quedo no va a ser para seis meses”, afirma el regidor quien sigue defendiendo que es perfectamente compatible el cargo de parlamentario con el de alcalde. “La ley electoral es antidemocrática e injusta. El Parlamento pierde al expulsar a los alcaldes porque estos conocen la realidad de sus pueblos. Son diputados que hablan con realismo de las cosas, con conocimiento de lo que sucede”, defiende.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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