Un latido constante

El mítico bailarín Jorge Donn dijo de Víctor Ullate: “es un hombre pequeño con una voluntad de gigante”. Donn pronunció esta frase cuando el hasta entonces su compañero en el ballet del Siglo XX de Béjart aceptó ser el primer director del Ballet Lírico Nacional de España, hoy Compañía Nacional de Danza. Eso ocurría en 1979, desde entonces Víctor Ullate (Zaragoza 1947) ha vivido un sinfín de acontecimientos, pero ni dos trombosis, ni un tumor, ni los recortes económicos de los que ha sido víctima su compañía, han parado su frenética actividad profesional. De todas sus facetas, la de bailarín en la Compañía de Béjart, la de director de su propio Ballet desde 1988, la de coreógrafo y la de maestro de baile, es esta última la que le ha dado mayores satisfacciones. De su escuela de danza de Madrid han surgido los principales bailarines españoles de danza clásica de los últimos años como Ángel Corella, Tamara Rojo, Lucia Lacarra, María Giménez, Ruth Miró, Igor Yebra y más recientemente su hijo, Josué Ullate.

Ahora vuelve a Barcelona al frente de su compañía, el Víctor Ullate Ballet, Comunidad de Madrid, para bailar El sur (hasta el 2 de noviembre), una coreografía propia de 2005 con canciones interpretadas por Enrique Morente y su hija Estrella, pero que llega al Teatro Poliorama en una nueva versión. “Esta obra es mi sentido homenaje a Enrique Morente, del que se oyen composiciones inéditas, pero también he realizado algunos cambios en la coreografía original, he dinamizado el baile y he añadido un solo que interpreta mi hijo, Josué, acompañado de la canción Cristalina fuente, que interpreta Enrique Morente junto a su hija, Estrella” y prosigue “el pasado mes de abril, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Daza, se bailó este solo delante del Guernica de Picasso, en el Museo Princesa Sofía”, explica el coreógrafo. El sur es un trabajo intenso, que más que expresar un lugar físico expresa un sentimiento. Narra la historia de una mujer, Estrella, víctima del desprecio y los malos tratos de su marido, que se lanza a conquistar su libertad y el amor en los brazos de otro hombre, Bernardo. El baile destila asfixia emocional y pasión soterrada. El vocabulario coreográfico trenza la danza clásica con la danza española dando como resultado un baile expresivo y voluptuoso al estilo de otras obras de Ullate como Arraigo, Arrayan Daraxa, De Triana a Sevilla y El Amor Brujo.

Precisamente Ullate acaba de finalizar una revisión total de su Amor Brujo, que estrenó en 1994 en el Teatro de la Maestranza de Sevilla con escenografía y vestuario de Frederic Amat. “He creado una versión totalmente diferente, con escenografía de Paco Azorín y vestuario de la diseñadora María Araujo, ya que Amat, a quien le propuse una revisión de sus diseños, no aceptó ya que está inmerso en otros proyectos, esta nueva versión la presentaré en el Teatro Real de Madrid el próximo 29 de diciembre”, explica el coreógrafo. Ullate se muestra cauto a la hora de opinar sobre el actual director de la Compañía Nacional de Danza, José Carlos Martínez, “lo tiene muy difícil”, opina, y afirma “para mí sería una pesadilla ser director en la actualidad de la Compañía Nacional”, pero a la pregunta de si le gustaría ser el director de una hipotética compañía de danza clásica en el Gran Teatro el Liceo, suelta una sonora carcajada y en su astuta mirada se vislumbra un sí.