La alcaldesa Mercedes Alonso divide a los empresarios de Elche
Las quejas por el descontento con la primera edil han llegado a la Generalitat y a Madrid
La figura de Mercedes Alonso divide a los empresarios de Elche. El estilo de la alcaldesa, entre un empresariado que siempre ha sido una piña, no gusta a unos y encandila a otros. Los que la sufren hablan de una personalidad basada en el conmigo o contra mí y el hartazgo ha llegado hasta tal punto que, tras varias reuniones, algunos plantean formar comitiva para reclamar a altas instancias del Partido Popular en Madrid un cambio en la dinámica de la formación en la localidad.
Alonso llegó en 2011 a la alcaldía de una ciudad que fue socialista durante más de 30 años. La expectativa era grande. Por primera vez en 16 años dos gobiernos del mismo color coincidían en el cap i casal y la ciudad de las palmeras. Pero la personalidad de Alonso, que ha creado división hasta en las filas de su equipo de concejales, ha gestado un enfado en parte de los patronos que pudo comenzar cuando el empresario Martín Minaya denunció hace un año que alcaldía le enviaba mensajes para que se apartara de la dirección del Parque Empresarial de Elche, como finalmente ocurrió.
“El trato con algunos es ninguno o de desprecio”, dice un patrono
Hasta en tres ocasiones un grupo de empresarios ilicitanos se ha reunido con un representante de la Generalitat. La primera vez en la segunda mitad de 2013, cuando desde el propio Consell se interesaron por el runrún creciente sobre un malestar que empezaba a bullir tras la dimisión de Minaya. En esas reuniones abundan las “conversaciones e intercambios de preocupaciones”, según uno de los empresarios consultados.
“Es una mujer con una personalidad poco política. Ha prescindido de gente válida que podría estar aconsejándola y se ha rodeado de mediocres. El problema es que con ella hay que elegir entre ser de su bando, del de los engominados de siempre, o estar en el otro”, dice un gran empresario ilicitano. Entre el “nutrido” grupo de empresarios enfadados, algunos incluso sopesan plantarse en la sede de los populares en la calle Génova de Madrid. Después de todo, en el PP las candidaturas para las ciudades con más de 90.000 habitantes se deciden allí.
Carácter fuerte
Mercedes Alonso consigue lo más difícil, poner de acuerdo a todo el mundo en una cosa: sus malas formas. Quienes la defienden hablan de “un carácter fuerte, muy varonil”, pero las críticas negativas apuntan a alguien “implacable, mala persona”. Cuando Martín Minaya salió de la presidencia del Parque Empresarial de Elche por “presiones” de la alcaldía que “atentan contra las buenas prácticas de gobierno”, el director del Centro de Estudios Universitarios (CEU) San Pablo de Elche, Francisco Sánchez, defendió en una carta publicada la actitud del empresario. Alonso, que había cedido gratuitamente a la universidad privada antiguos terrenos de la Ciudad de Justicia, pidió su cabeza a la dirección del centro en Valencia. Consultado al respecto, Sánchez no quiso hacer declaración alguna, si bien la historia ha sido contrastada por otras fuentes. En el entorno de Alonso la niegan.
Desde los inicios de su legislatura, Alonso ha sido contundente. Se empeñó en borrar los signos en las calles de 32 años de gobierno de izquierdas. Asimismo, ha sido protagonista de episodios especialmente tensos. El más reciente en el último pleno, cuando el PSPV pidió posponerlo porque uno de sus concejales acaba de recibir la noticia de que su padre, hospitalizado, había sido sedado. “¿Pero está muerto o no está muerto?”, llegó a preguntar Alonso.
“Fue totalmente desagradable e injustificado”, recuerda la diputada autonómica por Compromís, Mireia Mollà. Alonso es implacable también con los suyos. La antigua directora de Atención Primaria y exconcejal de Sanidad, Cristina Martínez, protestó en diversas ocasiones sobre el estado de la sanidad local: “Me dijo que no me metiera en temas de Sanidad que me dedicara a la mierda de los perros”, recuerda. A una parada en huelga de hambre, Bienvenida Gil, le dijo: “Por mí puedes estar sin comer hasta diciembre”. Desde entonces Bienvenida va a todos los plenos, no pierde la oportunidad de mirarle a la cara: “Porque yo no soy ningún animal”.
Entre los afines a la alcaldesa, en cambio, no se percibe malestar alguno ni creen que su comportamiento sea sectario. Sostienen que Alonso ha hecho pleno en los dos desayunos de presentación en Madrid y Valencia, “con 400 personas en cada uno, la mayoría empresarios”. Y respecto al Parque Empresarial, “fueron los empresarios los que pidieron un relevo”, defienden desde el entorno de la alcaldesa: “Tienen hilo directo con la alcaldesa siempre y viceversa”. El nuevo presidente del Parque Empresarial y dueño de Pikolinos, Juan Perán, “tampoco” percibe tiranteces y rehúye hablar del tema. Entre la decena de empresarios consultados, los hay que hablan de Perán como si estuviera “fagocitado”.
“Salvo a los elegidos”, dice un industrial del calzado para referirse a las grandes marcas como Pikolinos, “el trato con algunos es ninguno o de desprecio”. Elche es una ciudad históricamente ligada al calzado, es un sector que produce más del 80% del zapato valenciano. “Hay mal clima, se rodea de gente que no fabrica ni el 5% de sus zapatos aquí”, continúa el empresario del calzado, “y hay empresas que piensan incluso en salirse de la Asociación Valenciana de Calzado”, entidad gestionada concretamente por una hija de Perán. De los 263 asociados que tenía cuando se creó hace cuatro años, hoy quedan 202 en un contexto empresarial que sospecha del reparto de subvenciones o encargos internacionales que llegan a la asociación: “Siempre se lo llevan los mismos”, cuenta un empresario de la asociación. Otros como Rafa Mas, dueño de Vanitas, se muestra “convencido de que Alonso no está solo con las grandes marcas”.
En el parque industrial de Elche, sin embargo, señalan que en los 12 años que fue concejal municipal la alcaldesa nunca pisó el suelo del polígono. Su decisión de inmiscuirse en la dirección del parque empresarial en 2013 “no la tomaron siquiera los Gobiernos socialistas, siempre mantuvieron la separación entre política y empresa”, recuerda el anterior gestor del parque, Martín Minaya. El empresario no pudo resistir las demandas que le llegaron del Ayuntamiento a través de comentarios de gente cercana a Alonso.
“Me decían que el parque volaba solo, que no es buena tanta autonomía”, narra Minaya sobre sus recuerdos del día que fue citado en una “lúgubre” cafetería por el concejal de Empleo, Luis Ángel Mateo, y Antonio Martínez, gerente de Pimesa, la empresa pública que gestiona el Urbanismo ilicitano. La conversación no acabó bien. El Ayuntamiento lo niega, pero Minaya sostiene que el regidor les despachó con la siguiente frase: “Que sepáis que la alcaldesa sabe que sois unos rojos de mierda”.
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