Patrimonio obliga a la Iglesia a “revertir el daño” hecho a una Virgen
Los técnicos de Cultura concluyen que la talla de Conforto es la auténtica pero rechazan la restauración que hizo el cura
Tres semanas después de visitar el templo y estudiar a fondo la figura medieval de la Virgen de Conforto, los técnicos de Patrimonio han comunicado esta mañana a la Iglesia y a los vecinos de esta parroquia de A Pontenova (Lugo), que la talla puesta en duda por el pueblo es "auténtica" pero ha sido sometida a una intervención que "no es la adecuada", por lo que obliga a su responsable, el cura de Riotorto Antonio Rúa, a "presentar un proyecto para revertir el daño hecho a la imagen".
Fuentes de la Consellería de Cultura aseguran que la pseudorrestauración a la que fue sometida la figura datada en el siglo XV ha causado un daño grave a la imagen de piedra. Además, la intervención que, según el Obispado de Mondoñedo-Ferrol fue llevada a cabo por los curas de A Pontenova y Riotorto con "buena fe", se hizo sin ser notificada a Patrimonio y por lo tanto no cuenta con autorización. La polémica trascendió gracias a la movilización de los vecinos, que hace un mes denunciaron a la Guardia Civil y a Patrimonio que su imagen venerada, pieza clave del santuario de Conforto, había sido "cambiada" por su párroco, Xosé Anxo Fernández, al que también culpaban de haber hecho desaparecer las joyas donadas por los devotos que colgaban antiguamente de la santa.
Después de semanas de protestas, los vecinos lograron que el Obispado, que en principio se negaba, apartase de la parroquia al cura y buscase un sustituto. Pero probablemente la peor parte se la llevará el verdadero promotor de la restauración, el cura de Riotorto. Antonio Rúa, amigo de Fernández, decidió llevar a cabo la intervención con ayuda de un cantero de Pontevedra sin pedir autorización a la Xunta. Él mismo, tal y como reconoció a este diario, pintó la cara de la Virgen, cambió el color de los ojos, labró una mano nueva y se hizo responsable del pegado de la figura, que se encontraba fragmentada, en la cantería pontevedresa. Además, según dijo, rescató un niño Jesús que hace décadas fue amputado a la talla y se conservaba en la sacristía. Rúa defiende que todas las intervenciones que realizó a la figura son "reversibles" y se niega a calificar su trabajo de "restauración" puramente dicha, y se defiende asegurando que es licenciado en Historia y tiene el título de restaurador.
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