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El fiscal pide cuatro años a una pareja por dejar morir al padre de ella

Los acusados niegan que la falta de atención provocara su fallecimiento

Uno de los acusados ante el tribunal en la Audiencia de Castellón.
Uno de los acusados ante el tribunal en la Audiencia de Castellón.ÀNGEL SÁNCHEZ

La fiscalía de Castellón pide entre cuatro y tres años de prisión para un matrimonio acusado de dejar morir al padre de ella. El juicio, que se celebra con jurado popular, ha comenzado este lunes con las declaraciones de los acusados. El ministerio público ha explicado que el fallecido padecía dolencias como diabetes, epilepsia, obesidad e insuficiencia venosa, además de haber sufrido una trombosis cerebral años atrás. Todo esto hacía necesario que fuera atendido en sus necesidades básicas por terceras personas.

Sin embargo, según el relato del fiscal, los acusados “dejaron de prestar la más mínima atención a las necesidades de higiene, alimentación, comida…”. Hasta tal punto que el anciano tuvo que llamar al médico de cabecera él mismo para que acudiera al domicilio en el que vivía con los acusados en Peñíscola. Era 18 de abril de 2001. El médico le halló, tal y como se describe en el escrito provisional de acusación, en unas condiciones “deplorables”, postrado en un colchón sin sábanas y manchado de orín, heces y sangre seca y con varias heridas, una de ellas gangrenada.

Para el fiscal, toda esta situación fue “provocada” por los acusados porque fue consecuencia de “su falta de asistencia”. El padre murió a los quince días en el hospital como consecuencia del deterioro físico, deshidratación, sepsis y coma “derivados de la falta de asistencia y cuidado que incumbía a los acusados”.

Por todo ello, y tras un proceso que se ha alargado más de diez años, el ministerio público pide cuatro años de cárcel para ella y tres años para él por un presunto delito de homicidio en comisión por omisión.

La acusada, a preguntas del fiscal, ha negado en todo momento que su padre estuviera mal atendido pero ha asegurado que era su madre y no ella quien se ocupaba de los cuidados. Asimismo, ha negado el mal estado de su progenitor y que necesitara atenciones. “Mi padre bajaba a la calle, iba a comprar el pan, hablaba con la gente…”, ha dicho. No obstante, preguntada por si no vio que incluso había gusanos en la herida gangrenada, ha contestado que no. “He sido muy buena hija, me quería mucho”, se ha limitado a decir.

Tampoco el acusado ha admitido los hechos y ha reiterado que el ahora fallecido hacía una vida “normal”. Ha asegurado no saber que padecía diabetes. También él ha manifestado que era su suegra quien se hacía cargo de las atenciones.

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