Agustí Puig, no Javier Bardem
El pintor ‘descubierto’ por Woody Allen en ‘Vicky Cristina Barcelona’ expone en Can Framis
A primera vista parecen pinturas, pero en realidad los dibujos que rodean completamente el espectador que entra en Can Framis, están hechos con una sierra eléctrica. Parece increíble que un objeto que muchos relacionan con películas tipo La matanza de Texas pueda producir trazos tan finos, precisos, sugerentes y poderosos. La sala, que ha sido totalmente revestida con paneles de cartón como si se tratara de pintura mural, funciona a modo de prólogo de la muestra de Agustí Puig, Va voler ser boira i va voler ser vent, que da inicio a la temporada de Can Framis, uno de los espacios expositivos barceloneses de la Fundación Vila Casas y sede de su colección permanente. Estas obras desaparecerán a la clausura de la muestra el 22 de febrero. Hasta entonces dan paso a una treintena de trabajos, en su gran mayoría nunca exhibidos en público, que plasman la evolución de Agustí Puig (Sabadell, 1957) a lo largo de los últimos 20 años.
Estas dos décadas se materializan también en una sucesión de autorretratos, que enfatizan los elementos figurativos, siempre presentes, aunque en sus demás obras dejan el protagonismo a las formas de corte expresionista, surgidas de la fusión entre materia y color. Y aunque la paleta de Puig es especialmente reducida, centrada en el blanco y negro con alguna concesión a los rojizos que afloran en la madera como heridas, en ningún momento se extraña una mayor policromía.
“El espacio de Can Framis permite sacar los grandes formatos, que difícilmente se consiguen exponer en una galería”, afirmó Puig, que en 2008 tuvo un escarceo con el mundo del cine, cuando Woody Allen eligió sus obras para atribuirlas a Javier Bardem, pintor en la película Vicky Cristina Barcelona, contribuyendo a abrirle las puertas del coleccionismo estadounidense. El artista ha extraído el título de la muestra de El Piano, un relato breve del historiador del arte y comisario independiente Enrique Juncosa, que trata del amor y el desamor a través de los sentimientos desgarradores de un pianista abandonado por su mujer, que al llevarse también sus hijas, le deja con el único consuelo de su música. “Para el catálogo no quería otro texto crítico, creo que un relato de ficción, enraizado en la realidad como el de Juncosa, puede ser mucho más sugerente”, indicó Puig, que a lo largo de toda su trayectoria ha explorado las contradicciones del ser humano y los grandes enigmas existenciales que acompañan sus vivencias. De ahí los rostros sin cuerpos y los miembros sin rostros, que desde sus enmarañadas composiciones, invitan a la introspección.
“Con más de 30 pinturas y un centenar de obras gráficas, incluidas series completas, Puig, que es el primer artista en ocupar todo el Espai AØ, dedicado a las exposiciones temporales, es con diferencia el creador mejor representado de la colección Vila Casas”, aseguró Gloria Bosch, directora de arte de la Fundación y comisaria de esta muestra. En diciembre de 2008, Puig fue el artista elegido para inaugurar el Espai VolArt 2, que el 18 de septiembre dió inicio a la temporada con Sota l'aparença, un diálogo visual entre Jaume Rocamora (Tortosa, 1946) y Joan Claret (Barcelona, 1929-2014), el pintor constructivista, fallecido el pasado día 8, conocido por sus composiciones geométricas protagonizadas por la línea, que consideraba “tan importante como las notas del pentagrama para un músico”. “El objetivo del diálogo es encontrar puntos de contacto e interés como son la importancia de la estructura, la síntesis de la composición, la luz y la sombra, la línea, la música y la escritura”, explicó Bosch, comisaria también de este proyecto. En el Espai VolArt 1 se inaugurará 8, una exhibición de Xevi Vilaró (Girona, 1975), que hace referencia a los procesos cíclicos que marcan el desarrollo vital. Ambas exposiciones, abiertas hasta el 21 de diciembre, arrancan desde una investigación formal para ampliar la reflexión a las grandes problemáticas de la condición humana.
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