Recuerdos de cine e infancia

1. Calle Segovia. Siempre me ha gustado este lugar, debajo del viaducto, donde Madrid tiene ese toque romano. Es uno de los lugares más retratados en el cine español y eso lo dota de una magia especial. Recuerdo, por ejemplo, un plano muy bien fotografiado de Blanca Suárez en Los Amantes Pasajeros o uno de Todas las canciones hablan de mí, una película de Jonás Trueba que me gusta mucho.

2. La Riviera. Es una sala mítica. Inolvidables esos primeros conciertos a los que asistí en la capital. Uno de los que recuerdo con más cariño es el de Andrés Calamaro. Era la primera vez que lo veía en directo y estaba muy emocionado. En mi época de universitario tocaba sus canciones con la guitarra para las chicas (risas). Las vistas a la orilla del Manzanares del Palacio Real y la Almudena son espectaculares (Virgen del Puerto, s/n).

3. Ouh... Babbo. Es mi restaurante italiano preferido. Tiene platos excelentes y un trato exquisito. Los jueves, Bruno, el dueño de ascendencia italiana, y sus amigos músicos cantan serenatas. Lo conocí gracias a Unax Ugalde, que nos llevó a todo el equipo de la película No controles. El plato estrella es la pasta fresca con huevo escalfado y el toque maestro de la trufa blanca o negra según la época del año. Hay que probarlo. (Caños del Peral, 2).

4. Anfiteatro del parque Tierno Galván. Solía pasear y correr por allí cuando vivía en el barrio. Me sentaba a descansar en la grada y sentía la calma en medio de la vorágine de la ciudad.

5. Cines Ideal. Aunque ya no vivo cerca, sigo yendo porque es como volver a casa. Me transmite mucha paz. Me encanta su precioso letrero y su ubicación cerca de Tirso de Molina (Doctor Cortezo, 6).

6. Plaza de Canalejas. Es un bello vértice de vías en el centro de Madrid. La primera vez que pasé por allí, cuando todavía no vivía en Madrid, me pareció un decorado, como si estuviera construido con piezas de lego. Me gusta observarla desde todos los rincones y descubrir algo nuevo cada vez que la veo.

7. Basílica de San Francisco el Grande. Queda preciosa vista desde la Gran Vía de San Francisco. Me encantan las calles que terminan en un punto culminante, con una guinda especial. Y la estampa merece una caña en La Latina... a la salud de San Francisco (Plaza de San Francisco, s/n).

8. Madklyn. Sus dueños tenían el sueño de mezclar en un bar la esencia de las dos ciudades que más les han marcado: Madrid y Brooklyn, donde vivieron un tiempo. Incluso se trajeron de Nueva York el material para hacer el techo. Tiene un rollo muy guay. Un equilibrio perfecto. Musicaza y buen ambiente al ladito de la Plaza del Dos de Mayo (San Andrés, 12).

9. Edificios de Plaza de España. La vista desde la Cuesta de San Vicente, con el puente de la calle de Bailén rebosante de hojas verdes es impresionante. Paso muy a menudo con mi coche porque me encanta conducir y siempre lo disfruto.

10. Edificio de Globomedia. Donde hice mi primer casting para una película: Que se mueran los feos, de Nacho G. Velilla. Estaba muy nervioso. Y a la vuelta, subiendo a casa, me llamaron para decirme que el papel de Bertín era mío (Carretera Fuencarral a Alcobendas, 24).