La Barceloneta inicia sus fiestas entre protestas contra el Ayuntamiento
Alrededor de 200 vecinos del barrio piden que se acabe con el turismo masivo
La Barceloneta no olvida sus problemas. Las consecuencias del turismo masivo que se ha impuesto en eñ barrio durante los últimos años siguen siendo motivo de queja para los vecinos. Ayer lo volvieron a demostrar, pero esta vez en un tono más festivo. Al ritmo de un son palmado, alrededor de 200 personas, ataviadas con camisetas en las que podía leer La Barceloneta no es ven (la Barceloneta no se vende) sobre un fondo amarillo, el color de la bandera del barrio junto al azul, los vecinos protestaron ayer antes del pregón que daba por inaugurada la fiesta mayor del barrio.
“La gente se tiene que dar cuenta de que tenemos dignidad, tenemos raíces y tiraremos adelante”, gritó Martinet, copropietario de Puda Can Manel, restaurante abierto en 1870 y convertido ayer en símbolo de resistencia en el barrio, uno de los negocios que ha aguantado la presión turística en el paseo de Joan de Borbó. El restaurador, vitoreado por los presentes, apeló a la paz en el conflicto que sus vecinos mantienen desde agosto con el Ayuntamiento: “No queremo guerra, sino soluciones, porque la culpa no es solo de uno”.
En primera fila aguardaban la concejal del PSC de Ciutat Vella, Sara Jurrieta, y la máxima representante del Ayuntamiento en el distrito, Mercè Homs (CiU). Jurrieta fue la primera representante del Consistorio en tomar la palabra. De los fuertes aplausos a Martinet se pasó a un silencio pactado. “Hoy estamos para protestar por la situación del barrio, pero también estamos de fiesta”, deslizó uno de los manifestantes.
En menos de cinco minutos de discurso, la concejal de CiU agredeció al padre Manel su trabajo en el barrio y, sin hablar directamente del problema
Cuando la edil socialista subió al escenario, las 200 camisetas amarillas se giraron dándole la espalda mientras entre ellos se obligaban a mantener el silencio ante algún grito esporádico de protesta. “Tenemos que aportar soluciones al barrio que permitan vivir con dignidad”, reclamó Jurrieta. Las palabras de la concejal arrancaron tímidos aplausos desde el centro de la plaza, donde un centenar de personas presenciaron los discursos sentados en sillas.
Paco Jover, poeta del barrio de la Barceloneta, le tomó el relevo a la edil. Con un discurso prosaico, Jover criticó el capitalismo, el sistema bancario y la avaricia.
Era el turno del padre Manel y sor Pilar, iconos de la solidaridad del barrio y almas de la obra social Santa Lluïsa de Marillac. Ambos apelaron al carácter del barrio, y dejaron de lado las protestas de los vecinos. Aun así la plaza coreó el nombre de Manel. Muy diferente al recibimiento que tuvo Homs. Al igual que en el caso de Jurrieta, las camisetas amarillas se dieron la vuelta. En esta ocasión con letras enganchadas en sus espaldas que formaban la frase: Menys paraules i més fets (menos palabras y más hechos).
En menos de cinco minutos de discurso, la concejal de CiU agredeció al padre Manel su trabajo en el barrio y, sin hablar directamente del problema, quiso agradecer la presencia de “los de las camisetas amarillas”, porque, continuó, “es con ellos con los que me reúno para solucionar los problemas del barrio”.
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