Fallece Pedro Aparicio, primer alcalde de la Málaga democrática
El dirigente socialista transformó la ciudad durante sus16 años de mandato
Pedro Aparicio Sánchez (Madrid, 1942) falleció ayer a los 71 años en Málaga, la ciudad que se encargó de dirigir y transformar durante 16 años (1979-1995). De profesión médico el primer alcalde democrático de la capital de la Costa del Sol, del PSOE, era una persona culta, de oratoria magnífica y aficionado a los discursos constructivos, muy alejados del ataque indiscriminado al rival político por el simple hecho de serlo. Su inesperada muerte, ocurrida mientras practicaba deporte, ha conmocionado a toda la clase política y a la familia socialista. El Ayuntamiento ha decretado dos días de luto oficial.
Le gustaba a Aparicio decir que había sido el alcalde de las pequeñas cosas, porque en aquella Málaga casi recién salida de la dictadura franquista una de sus prioridades fueron actuaciones tan básicas y necesarias como el simple asfaltado de las calles o la red de saneamiento de los barrios, que habían ido creciendo sin infraestructuras. Bajo su mandato abrieron al público la Casa Natal de Picasso, en la plaza malagueña donde nació el pintor, el jardín botánico de La Concepción y el Teatro Cervantes. Amante de la música clásica y de la ópera, también fue el responsable de la creación de la Orquesta Sinfónica de Málaga.
Aparicio se hizo con la alcaldía en 1979 tras la mayoría simple obtenida por el PSOE y revalidó su cargo, con mayoría absoluta, en las tres siguientes citas con las urnas. Dejó la vara de mando en 1995, año en que fue sustituido por Celia Villalobos (PP). Fue miembro fundador y primer presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Sus últimas responsabilidades en política fueron la presidencia del PSOE andaluz (1994-2000) y el sillón de eurodiputado socialista que ocupó durante nueve años, hasta 2004.
El exalcalde era una persona de ideales de izquierda firmes. Admirador de Salvador Allende, en su despacho de la alcaldía de Málaga había una fotografía del presidente chileno. La noche del fallido golpe de Estado en el Congreso de los Diputados, el 23 de febrero de 1981, Aparicio la pasó en ese mismo despacho con el espíritu de que si tenían que ir a por él por defender sus ideas, lo iban a encontrar en el Ayuntamiento, en su lugar de trabajo diario.
Era militante de la agrupación socialista de El Palo, en la que coincidió con otros históricos dirigentes como Carlos Sanjuán y José Asenjo. Cuando se conmemoró en Málaga el 25º aniversario de los Ayuntamientos democráticos, en 2004, Aparicio dejó claro que todos los días sentía nostalgia de su etapa en el consistorio, pero que “en absoluto volvería”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.