El último ‘Pedro Navaja’ en la plaza de Catalunya
La Orquestra Platería dio su último concierto en Barcelona, tras 40 años de carrera
Lo anunciaron antes del verano y lo han cumplido: se van tras 40 años de carrera. Adiós a la Orquestra Platería, las plazas de fiesta mayor de nuestros pueblos ya no serán lo mismo, a partir de ahora algo faltará. El último Pedro Navaja resonó en la plaza de Catalunya a la 1.30 de la madrugada de la última noche musical de fiesta mayor de su pueblo, Barcelona. Y el público coreó lo de "la vida te da sorpresas" por última vez, con entusiasmo, sin lagrimitas.
Antes y después de ese Pedro Navaja ya para la historia, la Platería realizó un recorrido casi más anímico que musical por esos cuarenta años de vida. Carles Flavià ejerció de desvergonzado presentador y nos recordó que Franco murió porque no pudo soportar la aparición de la Platería y Felipe González llegó al Gobierno gracias a los conciertos de la Platería en sus mítines.
El eterno Manel Joseph, El Trilla, bajo su sombrero blanco de ala ancha (o su gorra) y tras sus eternas gafas de sol, volvió a ser el centro de un festival de fuegos artificiales, cada cual más clavado en nuestra memoria. Desde la Camarera que abrió la tanda hasta los imborrables Corazón loco, Cachita, L'home dibuixat, Estremécete, Me voy pal pueblo, Io sono americano, El sabio, Picolissima Serenata, ...
Hubo de todo. Recuerdos para antiguos compañeros de la orquesta: Sisa, Gato Pérez, Jordi Batista, Beethoven o Papa Milton. Rock and roll, cumbias, boleros, cha-cha-chás, ritmos mediterráneos, rumbas... Servidos con unos magníficos arreglos y unos instrumentistas de altura arropando la voz de Joseph y de una histórica de la banda recuperada para la ocasión: Eva Gomariz.
Efectividad al cien por cien, comunicación total y una plaza de Catalunya prácticamente llena que no dejó de moverse en ningún momento. Pocas veces se ha visto un público tan variado en edad y procedencia bailando con la misma energía e ilusión. Habían abuelos y jovencitos recién salidos de la ESO, emigrantes, turistas y locales, todos cantando aquello del whisky and soda rock and roll y marcándose unos pasos de cumbia. Una fiesta.
No fue el último concierto de la Platería, tienen planeado despedirse en las próximas semanas en otros pueblos y ciudades, pero el saber que por aquí ya no volverán más provocó en todo el mundo una cierta desazón. Adiós con el corazón.
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