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El San Pío espera la remodelación de su entorno sin el ‘pastiche’ de la sala Laporta

El Ministerio exhibe el nuevo almacén para mostrar que la lluvia no le ha afectado

Ferran Bono
Los concejales Alfonso Novo y Mayrén Beneyto, con el arquitecto Álvaro Gómez Ferrer, en la visita al almacén
Los concejales Alfonso Novo y Mayrén Beneyto, con el arquitecto Álvaro Gómez Ferrer, en la visita al almacén

La sala Laporta ya no existe. Ha sido eliminada. Donde se emplazaba, ahora hay un espacio vacío por donde se podrá acceder, previsiblemente a finales de 2016, al Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia desde los Jardines de Viveros, una vez concluya la actual y última fase de ampliación de la pinacoteca. 

Una ampliación que sufrió un retraso de años cuando el entonces secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, del PP, se empeñó en conservar en 1996 la Sala Laporta, un pastiche sin apenas interés histórico, lo que provocó la modificación del plan arquitectónico de la cuarta fase. Años después, Cortés reconoció su error.   

El museo está ahora en plena fase, la quinta, de consolidación de su fachada y su claustro, concluido ya el almacén de 1.500 metros cuadrados. La vista de este martes a las instalaciones para constatar que la filtración de la tromba de agua del lunes no tuvo ninguna afectación fue aprovechada por el concejal-delegado de Urbanismo de Valencia. Alfonso Novo anunció la próxima remodelación del muy deteriorado entorno del museo, a 10 meses de las elecciones municipales y autonómicas.    

Dijo que el Ayuntamiento de Valencia proyecta un presupuesto de más de 1,5 millones de euros -a través del Plan Confianza de la Generalitat--, de manera que, "si no pasa nada, podrían estar acabadas a la vuelta del verano del 2015", explicó Novo.

En el recorrido han estado presentes, además, la edil de Cultura, Mayrén Beneyto; la directora del San Pío V, Paz Olmos, y el arquitecto coordinador del Ministerio de Cultura, Joaquín Bau.

Novo detalló que el proyecto se encuentra en estos momentos en manos de la Dirección General de Cultura, a quien se ha pedido que, en la medida de lo posible, informe lo antes posible para poder sacar a licitación los trabajos.

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Estas labores consistirán en "peatonalizar Vuelta del Ruiseñor; transformar completamente la calle Genaro Lahuerta para hacerla más ancha y habilitar una entrada de autobuses que puedan llegar a la zona del museo; la apertura de Flora, porque todas esas parcelas van a ser desocupadas y abiertas en función del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU); retranquear la zona de la valla de Viveros para poder abrir y ajardinar el área del interior donde estaba el zoo, y cambiar la valla de cerramiento para homogeneizarla con el entorno monumental".

"Se trata de una actuación importante tanto para el entorno del museo como para los vecinos", subrayó el concejal de Urbanismo, que agregó que el plazo de ejecución de la obra, una vez sea adjudicada, se estima en torno a los seis meses. "Por lo que si empezamos a final de este año o a principios del que viene, a la vuelta de verano podría estar acabado", señaló.

Por su parte, el arquitecto Joaquín Bau aseveró que este proyecto --que al Ministerio le parece muy bien, afirmó-- es "fundamental" para el futuro del museo, sobre todo para descongestionar algo el abundante tráfico que soporta el centro museístico, de titularidad estatal y gestión autonómica.

En este sentido, Alfonso Novo recordó que si llegó a hablar de un proyecto para peatonalizar el entorno mediante la creación de un paso inferior --ya que cerrarlo al tráfico es "imposible" al tratarse de una vía clave de comunicación de la ciudad-- pero que sería una empresa "muy compleja", a la que habría que sumar los "temas arqueológicos".

El tráfico es, precisamente, uno de los elementos que con el paso de los años ha afectado a la fachada del museo, en la que ahora se trabaja tras comenzar las obras por ahí a raíz de los desprendimientos que sufrió. Los responsables del plan de actuación están estudiando en la actualidad la tonalidad que tendrá el revestimiento e, incluso, la posibilidad de recuperar "los juegos de color que en su día hubo", moviéndose dentro de la gama de los ocres o arena, aunque todo dependerá también de las posibilidades marcadas por las obras anteriores llevadas a cabo en el museo, han puntualizado.

Bau mostró a los periodistas el trabajo realizado en el sótano, donde se ha habilitado un área para el depósito de obras, que está "terminada y en uso" y que acoge unas 3.000 pinturas. Como ya explicó Paz Olmos, en esta primera parte de la obra se han trasladado unas 30.000 piezas --el museo cuenta con alrededor de 40.000-- de diferentes géneros, con el fin de compatibilizar la ampliación con que el museo siga abierto al público.

Sala de rollos

En los diversos almacenes se reparten los peines que contienen las obras y, además, para poder colocar las de mayor formato se ha habilitado una "sala de los rollos" en los que las piezas (unas 130 en este momento) sin bastidor se disponen en piezas cilíndricas.

Bau defendió la calidad de la zona de almacenaje del San Pío V --que con unos 1.500 metros cuadrados es "mayor que la de El Prado", dijo-- y que ahora estará dotada de instrumentos que permiten climatizar cada almacén y un sistema de detección y extinción de incendios que funciona con agua a presión, más moderno y ecológico que los de gas.

El arquitecto se ha referido también a la pequeña filtración de agua registrada ayer por la tromba de agua caída en la ciudad y ha incidido en que no ha afectado a ninguna obra de arte.

El propio Ministerio de Cultura explicó este lunes que la "mínima" entrada de agua se había localizado en la zona de carga y descarga del Museo de Bellas Artes San Pío V, en la parte que colinda con los almacenes de la quinta fase de la ampliación, en concreto en unos depósitos intermedios donde ya entró agua el pasado mes de julio como consecuencia de otro episodio de lluvias, y se realizaron las actuaciones necesarias para evitar nuevas filtraciones. Sin embargo, ahora, ante esta nueva tromba, se ha comprobado que había "nuevos puntos de entrada" que ya se han sellado sin mayores incidencias.

Bau también preciso que la obra de la V fase no ha provocado "ninguna grieta" y las que hay en el museo --que no son tales sino "fisuras por asientos diferenciales" producidos con el paso del tiempo-- tienen unos siete años.

"Nuestra obra no tiene nada que ver con las grietas y éstas ni siquiera están encima de la parte de obra que tenemos nosotros. Tienen una clara explicación técnica, han sido reparadas alguna vez y no son graves en absoluto", remarcó.

Finalmente, han apuntado que en los próximos seis meses se quiere tener lista la consolidación del edificio claustral y se continuará actuando en cuestiones como el nuevo acceso al museo desde Viveros, facilitado por la demolición, ya efectuada, de la denominada Sala Laporta. La finalización de la V fase, que tiene un presupuesto de 8,3 millones de euros, está programada para el verano de 2016.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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