La incógnita de no saber dónde vivirás
Kofi y su familia, desahuciados de Ciutat Meridiana y llevados a Collblanc
Su castellano no es perfecto, pero cuando dice tacos se le entiende perfectamente. Kofi Ackon lleva 19 años en Barcelona, adonde llegó de Ghana, y nunca pensó que viviría el periplo que inició cuando fue desahuciado por primera vez en 2010. “Joder, con lo que yo he trabajado y los impuestos que he pagado, podría tener un piso de 200 metros”, farfulla. Se conformaría con “un alquiler social”. Habla desde el pequeño piso de una sola habitación que la Mesa de Emergencias Sociales le asignó el martes.
Son seis: él, su mujer, tres chavales de un anterior matrimonio y un niño de cuatro años. Fueron desahuciados el lunes. Pasaron la primera noche en una pensión en Ciutat Vella, donde les dijeron que estarían cuatro días. Pero los servicios sociales les devolvieron el martes en una furgoneta a la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana y desde entonces (cargando maletas en el metro) están allí. En principio, siete noches: hasta el lunes, cuando se reúnen con los servicios sociales. Fuentes municipales aseguran que Ackon recibió una oferta alternativa de alojamiento y que “la rechazó dos veces”. “En el momento en que aceptan, se les ha facilitado un alojamiento alternativo, que es donde están ahora, hasta que se encuentre una solución al caso, y se les hace un seguimiento desde Servicios Sociales”, añaden.
El piso que les han asignado está en Collblanc, en L'Hospitalet. En la otra punta (literalmente, si se mira Barcelona sobre un mapa) de Ciutat Meridiana, el barrio que se ha hecho tristemente famoso porque bate todos los récords y concentra varios desahucios cada semana. El piso que les han dado está en un edificio que gestiona la empresa Eden, explica el empleado que les dio las llaves. Detrás de cada puerta hay una historia dramática: una familia de Siria, una víctima de violencia de género, una madre soltera con gemelos de dos meses, un hombre que vivía en la calle…
El hombre pasó de tener empleos y negocios a ser expulsado de casa
Ackon compró el piso en 2005. En una práctica habitual en pleno frenesí hipotecario: cruzándose avales con un sobrino, compraron dos pisos contiguos. Pero dejó de pagar en 2008: él, que llegó a tener “dos bares y una tienda”, trabajos que simultaneó por la noche con el de cajero en un Opencor, y que durante años pagó “impuestos y sueldos”. El primer desahucio lo vivieron en 2010. Se marcharon de alquiler. Les volvieron a echar y ocuparon su anterior piso de compra, que permanecía vacío. Hasta el lunes pasado, cuando vivieron el tercer desahucio. “¿Por qué nos han mandado a la quinta puñeta?”, pregunta. El pequeño debería comenzar el lunes el cole en Ciutat Meridiana. A más de una hora en transporte público. Los mayores estudian FP: “Por lo menos, que tengan un oficio”. La escuela, concertada, la paga con su sueldo de pescador, pero ahora está de baja porque le operaron una rodilla.
Quien vive con angustia el caso de Ackan es el presidente de la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana, Fili Bravo. El caso de este barrio es tan sangrante que el Ayuntamiento designó dos personas del distrito al tema, “pero están desbordados”. Él está en contacto con la regidora y la gerente, “que aseguran que si han mandado a la familia de Kofi a Collblanc es porque es el único piso que tenían”. El líder vecinal asegura que la mesa de desahucios creada por las administraciones “no sirve para nada”. “Hemos visto que la crearon para que nos calláramos”.
Bravo se tira de los pelos al pensar que Ciutat Meridiana “es un barrio con un porcentaje altísimo de pisos vacíos”. Muchos de ellos ocupados por vecinos desahuciados en su día. La sangría crece. “Acabo de mandar al distrito cuatro expedientes de desahucio previstos hasta octubre, porque los servicios sociales se enteran por nosotros de los lanzamientos que hay”.
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