Moreno aboga por esperar a las sentencias en los casos de corrupción

El presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, cree que hay que aguardar a las sentencias para tomar decisiones "contundentes" contra políticos incursos en casos judiciales. En su opinión, hasta que no se produce "una condena, aunque sea en primera instancia", no se tiene "realmente la certeza de que se ha cometido un acto delictivo". Esta es la línea que se ha fijado con respecto a dos de sus compañeros: la alcaldesa de Bormujos, Ana Hermoso, y el ex número dos del PP andaluz José Luis Sanz. Al ser cuestionado sobre si se plantea suspenderlos de militancia ha respondido a Europa Press que "ahora mismo no".

Hermoso está imputada por cohecho por aceptar supuestamente un bolso de lujo a cambio de votar a favor de la moción de censura que en 2005 supuso sacar al PSOE de la alcaldía de Bormujos. Tampoco contempla Moreno la suspensión de Sanz, al que un juzgado de Sevilla ha señalado también por posible malversación y prevaricación en otro caso. Pero Moreno deja en manos del PP sevillano esas posibles expulsiones. "Quedan en el ámbito de la estructura provincial del PP de Sevilla y por tanto, la dirección regional no entra". Moreno reconoce haber hablado con la dirección del PP de Sevilla sobre el caso de Hermoso. Sostiene que se "quiere tomar una decisión" al respecto "a lo largo del nuevo periodo del curso político, posiblemente a partir de septiembre". En cuanto a Sanz, Moreno se ha limitado a decir que su caso "está recurrido" ante el Supremo y que se está "pendiente de ese recurso" que el alcalde presentó tras ser señalado en su "condición de aforado", ya que es senador.

El PSOE ha acusado a Moreno de emplear "la ley del embudo con total desvergüenza". Se muestra "incapaz de actuar contra los casos de corrupción en su partido", ha dicho el secretario de Organización de los socialistas andaluces, Juan Cornejo.

"Las declaraciones de Moreno, que ha venido ejerciendo de inquisidor en las últimas fechas exigiendo responsabilidades a los demás, nos sitúan ante un discurso vacío, una simple pose, cuando en realidad, estamos ante un dirigente que se muestra débil y tolerante con quienes están señalados por haber cometido irregularidades", afirma Cornejo. "En definitiva, mano de hierro con los demás y guante de seda con los suyos", añade.