Fuegos de campeones

A eso de las 22:45 todos los bilbaínos perdidos por los diferentes puntos de Aste Nagusia hacen, por una vez, algo a la vez. Todo se queda a oscura y sumido en silencio. Suben las cabezas, y las luces y los sonidos comienzan a pintar el cielo de fuegos artificiales. Este año con un aliciente añadido: se enfrentan en la capital vizcaína lo mejor de lo mejor de la pirotecnia. Los cinco campeones de las últimas ediciones buscan llevarse un premio que todos reconocen como un “honor”.

El “vínculo emocional” es especialmente importante para Izaskun Astondoa, que, tras ganar hace cinco años, presentará este lunes su siempre colorista espectáculo. “En enero había muerto mi aita, así que ganar en 2009 fue especialmente emocionante”. Hasta ese momento se habían resistido a participar. Esta vez, la responsabilidad es “todavía mayor”.

Para Luis Do Espíritu Santo, gerente de Xaraiva, vencedor de 2013 y campeón de campeones en 2008, ganar en Bilbao “es como marcar un gol en la Champions”. El gallego tiene al público de la ciudad como uno “muy exigente, entendido y que le pone mucha ilusión”. Muchos comentan y comparan la jugada, “pero lo que más impresiona, hasta a los valencianos, son los silencios”, subraya la única participante vasca, que siempre baja a ver los fuegos entre el público.

“La sensación es que hay más cielo”. Astondoa destaca de la competición bilbaína la imagen que dejan los colores desde lo alto del bocho. Martin Hildeberg, de Fyerverkerifabrik de Gotemburgo, vencedores de 2011, recuerda cómo imponía ver toda la ciudad desde lo alto del Parque de Etxebarria, desde donde se lanzan los fuegos.

“Bilbao, como ciudad cultural mejoró nuestra reputación en el mundo. Es la única ciudad del Sur de Europa en la que hemos ganado”, comenta el sueco. En los países nórdicos están más aconstumbrados a acompañar el espectáculo de música, pero en Bilbao, como en el resto de España, lo que pesa es la “pura pirotécnica”, asegura Astondoa: “La música la pones tú”. Hildeberg destaca la importancia del ruido en el norte de España, lo que supone un reto para su compañía. “Nuestro estilo escandinavo elegante y el temperamento mediterráneo es una combinación ideal”.

La sensación en Bilbao es que hay más cielo Izaskun Astondoa

“A los bilbaínos les encanta un buen ruido”, afirma el francés Bernard Deom, ganador en 2012 con Eurobengale, una compañía que comenzó hace 27 años cuando él y su socio decidieron dar un vuelco a su vida y dejar su puesto de profesores para organizar grandes eventos. “Lo más importante son los colores. Las diferencias se dan en la mezcla de color, ritmo y armonía. Para hacer un buen ramo de flores es mejor usar flores bonitas que no muchas flores pálidas”.

En eso coincide Renzo Gazzi, de Martarello, la gran ganadora de ganadores —se llevó el título de los mejores en 1996 y 2001— que vuelve a Bilbao para cubrir el hueco de Saint Joseph, vencedores de 2010. Los italianos, que quieren volver “el cielo de Bilbao rico de colores”, aseguran que “cada país es nuevo”, pero la experiencia fuera de sus fronteras “da un valor añadido” a su nombre.

“Eso sí, siempre estás temblando por la posibilidad de lluvia”, reconoce Do Espíritu Santo. “Aunque incluso así el público sigue mirando”.