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El PP gallego mete presión a Ana Pastor

Los popularesfuerzan desde hace meses disputas con el Ministerio de Fomento

Pastor y Feijóo, en Santiago el pasado mayo
Pastor y Feijóo, en Santiago el pasado mayoÓscar Corral

El mal servicio que presta a sus usuarios Audasa, concesionaria de la autopista AP-9, se ha convertido en la polémica política del verano. Xunta, Ministerio de Fomento y todos los partidos coinciden en que la empresa no cumple con su deber de evitar los atascos, pero la oposición duda de que los Gobiernos gallego y central tengan un interés real en corregirla. De ahí que PSOE, AGE y BNG califiquen de “farol” o “serpiente de verano” las declaraciones de cargos de la Xunta y del PP gallego, incluido el presidente de ambos, Alberto Núñez Feijóo, haciendo a Fomento responsable de la situación por no meter en vereda a la empresa. Tampoco ha tenido recorrido la petición de que la titularidad de la vía pase a la Xunta, sabiendo que el ministerio ya lo había rechazado varias veces escudándose en sus técnicos, como ha vuelto a hacer Ana Pastor esta semana. Pero la realidad es que hace meses que la Xunta no le facilita las cosas a la ministra.

 Fue Feijóo el que, cuando se produjeron los primeros atascos en los peajes de la AP-9, a principios de julio, dio relevancia a la cuestión al recordar que es Fomento “el propietario de la autopista” y pedirle una solución. Una semana antes ya había reclamado más atención del ministerio hacia los aeropuertos gallegos. “El actual Gobierno dijo que asumiría la coordinación, y tengo que decir que no están coordinados [...]. Si la competencia exclusiva es del Gobierno de España, que la ejerza; si fuera de la Xunta, la ejerceríamos”, criticó el presidente.

Pastor y Feijóo, la primera cuatro años mayor, fueron ascendiendo primero como funcionarios y luego como cargos políticos en la Administración gallega y en la central de la mano del exconselleiro y exministro José Manuel Romay Beccaría. Ambos pasaron sucesivamente por puestos de gestión sanitaria y de infraestructuras. Y ambos se apoyaron, con Mariano Rajoy de por medio, en las campañas electorales a las que hicieron frente, ocupasen o no cargos públicos. Pero con el retorno del PP al Gobierno en Madrid y el nombramiento de Pastor en Fomento surgieron las discrepancias.

La primera significativa se produjo cuando Feijóo, a principios del año pasado, mostró su confianza en que el AVE del Eje Atlántico entre A Coruña y Vigo estaría terminado este 2014, fecha comprometida por la ministra poco después de tomar posesión. Pero Pastor corrigió luego a Feijóo y retraso la puesta en servicio a 2015. Esa demora no cosechó críticas de la oposición sino que fue el propio PP gallego el que, cuando la cuestión no era objeto de ninguna polémica pública, aprobó en diciembre a petición propia en el Parlamento de Galicia una iniciativa instando a Fomento a ejecutar “todas las medidas que sean necesarias” para que la línea “entre en servicio en el año 2014”.

Un mes después, el mismo grupo parlamentario del PP gallego volvía a exigir a Fomento una obra —la tercera autovía a la Meseta (A-76) por Valdeorras— que la oposición ni lo contemplaba en su agenda. Cuando el ministerio aún no había aprobado su trazado, los populares gallegos ya lo instaban “a licitar los proyectos constructivos”. El mes pasado se repitió la misma situación. Sin que la oposición reclamase nada al respecto ni existiese una polémica en la calle, el grupo parlamentario popular presentó otra iniciativa para que Fomento anule su decisión de dejar de subvencionar determinadas ayudas a las hipotecas de viviendas. El PP gallego lo acusó en su iniciativa de generar “inseguridad jurídica en miles de gallegos”.

Fuentes de la Xunta admiten su postura crítica con varias de las actuaciones de Fomento y la justifican como parte de su defensa de los intereses de Galicia. “No puedes hacer de portavoz del Gobierno central porque la ministra siempre dice que lo va a arreglar y luego no hace nada”, dice una voz conocedora de las relaciones Xunta-Fomento, para quien “no es creíble que le dieras estopa a [el exministro socialista José] Blanco y le pongas ahora una alfombra roja a Pastor”. Pero algo distinto son las ocasiones en las que el PP ha impulsado exigencias a Fomento sin polémica pública por medio, lo que en la Xunta hay quien interpreta como actuaciones por libre del grupo parlamentario. Tampoco contribuye a aclarar la situación que el alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, que centra en Feijóo sus críticas, elogie constantemente a la ministra, a su vez esforzada en evidenciar en los medios su apoyo a la provincia de Pontevedra por la que es diputada.

Desde el PP gallego se admite que se le ponen “deberes” a la ministra, pero en la misma medida que a otros. Y recuerdan la reciente rectificación pública del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, de su reforma de los partidos judiciales de Toda España, anunciada en Santiago y que atribuyen en gran medida a las protestas de la Xunta. O las exigencias a la titular de Sanidad, Ana Mato, de más ayudas contra la pobreza infantil. “Si no lo hiciéramos nos llamarían serviles a Madrid; si lo hacemos, hay tensiones”, lamentan en la cúpula del PP gallego. “Tenemos nuestras opiniones y las expresamos, con Zapatero y con Rajoy, solo que ahora se escuchan”, concluyen. Fomento no ha querido valorar el alcance político de las polémicas con la Xunta a cuenta de la coordinación de los aeropuertos o la gestión de la AP-9. “Pastor debe de estar quemada con tantas reclamaciones”, admiten en Santiago.

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