La caída de turistas rusos en Tarragona y Girona supera las estimaciones iniciales
El rublo y la crisis con Ucrania reduce un 15% las visitas en la Costa Dorada
La devaluación del rublo y el conflicto con Ucrania han debilitado la salida de turistas rusos y seis touroperadores del país han tenido que bajar persianas en las últimas semanas. Cataluña no se ha librado de la crisis y la costa está sufriendo más de lo previsto inicialmente la caída de visitantes de ese país, que en los últimos años se han convertido en un pilar básico de una buena temporada estival. En Tarragona el descenso es del 15% mientras que en Lloret de Mar elevan la caída a entre un 30% y un 40%.
La pérdida de poder adquisitivo en Rusia ha puesto en situación de alarma a los hoteleros de la Costa Dorada, aunque la ocupación del pasado mes de julio y la previsión para este mes de agosto no parece que sufrirá. La costa tarraconense todavía es uno de los puntos del litoral catalán donde más turistas rusos pasan sus vacaciones, especialmente en Salou y en otros puntos como Reus y Tarragona, donde estos turistas salvan la campaña estival en hoteles y restaurantes de la zona. De hecho, la Costa Dorada había aprovechado de crisis en otros destinos turísticos competidores en las últimas campañas para poder acoger aquí los turistas rusos que evitan viajar a países árabes.
El pasado mes de julio el mercado ruso copó el 25% del total de las visitas extranjeras, si bien los hoteleros de la Costa Dorada han notado una caída de un 15%. Aunque de momento la caída se puede soportar, sobre todo con el aumento de turistas de otras nacionalidades —los británicos representan un 19% del turismo que llega al Camp de Tarragona—, desde las asociaciones hoteleras se cree que un aumento de la tensión de Europa Occidental con Rusia y la imposición de sanciones podría complicar aún más la llegada de turistas rusos.
En Lloret de Mar (La Selva) y alrededores se prevé que la llegada de turistas haya caído entre un 30% y un 40%. El año pasado los rusos se convirtieron en la tercera nacionalidad más numerosa del público extranjero en Lloret, pero el sector asume que al final de esta campaña habrán perdido posiciones.
El comercio de la zona valora su capacidad de gasto y los hoteleros que pasen entre diez y doce días en sus establecimientos, una cifra más alta que la media. “El ruso es un cliente activo, bueno comercial y culturalmente, visita museos, va al Museo Dalí, a la Sagrada Familia o a Montserrat y hace compras, no es un cliente que esté todo el día en la playa o que gaste en el bar del hotel”, asegura el presidente del Gremio de Hostelería de Lloret de Mar, Enric Dotras.
El ruso es un turista valorado, porque viaja también fuera de temporada, lo que contribuye a desestacionalizar el turismo. Para septiembre, según Dotras, “tenemos bastantes reservas, esperemos que se consoliden”. El presidente de los Hoteleros de Lloret espera “recuperar a este cliente una vez haya mejorado la crisis económica que están viviendo que les ha encarecido hasta un 20% los viajes debido a la depreciación de su moneda”.
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