Un padre condenado por violar a su hija durante 16 años se fuga
El hombre debe cumplir una pena de 13 años y medio de prisión La víctima tuvo una hija disminuida psíquica con su progenitor
Un vecino de Girona condenado a 13 años y medio de prisión por abusar sexualmente de su hija durante casi 16 años y dejarla embarazada en cuatro ocasiones se ha fugado. La sección tercera de la Audiencia de Girona ha emitido una Orden Europea de Detención y Entrega para Manuel Muñoz, porque ni los Mossos ni la Guardia Civil le han podido localizar para notificarle la sentencia y ejecutar la orden de ingreso en prisión. Ni el fiscal ni la acusación particular solicitaron el ingreso en prisión provisional de Muñoz el pasado abril tras ser declarado culpable y hasta que la sentencia fuera firme. Esto a pesar de la abultada pena y de que el ahora prófugo tiene vínculos con Brasil.
Muñoz, que alternaba trabajos de transportista y bombero, fue condenado por un delito continuado de agresión sexual. Tras el fin del juicio, el procesado quedó libre a la espera de que la sentencia fuera firme. Pero cuando se le quiso notificar la resolución, que determinaba su inmediata entrada en la cárcel, ya no se le localizó ni en Girona, ni en otra dirección que la policía disponía de él en otro punto del Estado. Al desconocer su paradero, y por si hubiera abandonado el país, la juez del caso expidió una orden de busca y captura que ya está en manos de la Interpol.
La víctima quedó embarazada cuatro veces y tuvo una hija con su agresor
El tribunal gerundense dio total veracidad a la declaración de la víctima, y consideró probado que el procesado había creado un clima de terror en el hogar. “Era agresivo y autoritario y utilizaba con frecuencia la fuerza física contra su mujer y sus hijos”, recoge la sentencia, que mantiene que Muñoz empezó a abusar de la niña cuando esta solo tenía seis años. La víctima quedó embarazada por primera vez a los 15 años y el procesado hizo que abortara “excusando ante terceros que el responsable del embarazo era un chico de la población”. Esto no impidió que siguiera obligándola a mantener relaciones. A los 18 años, quedó embarazada por tercera vez y en esta ocasión, en contra de la voluntad del agresor, siguió adelante con el embarazo. A mediados de septiembre de 1990, dio a luz a una niña con una disminución psíquica del 80%. Un año más tarde, la víctima quedó de nuevo embarazada y volvió a abortar. Los abusos siguieron hasta septiembre de 1994, cuando la joven, su madre y sus hermanos abandonaron al procesado y “para evitar posibles represalias” se fueron a vivir a Alemania con un familiar”, recoge el fallo.
Durante el juicio, Muñoz negó las acusaciones y se negó a dar una muestra de su perfil genético para comprobar si la niña que había tenido su hija era de él. Los laboratorios contrastaron el ADN de la pequeña con el de dos hijos que el acusado tenía con otra mujer. El índice de probabilidad de que fuera el padre resultó ser del 99,99 %, y la sentencia concluyó que el acusado no quiso dar su muestra de ADN por temor a que “se demostrara indudablemente que había tenido relaciones con su hija”.
Muñoz no habría podido burlar a la justicia si la fiscalía o la acusación particular hubieran pedido al juez el ingreso en prisión de forma provisional, a la espera de sentencia firme, pero esta medida no se adoptó. Muñoz pudo así planificar su huída. La fiscalía tiene entre sus capacidades poder solicitar el ingreso en prisión en cualquier momento de la instrucción de un caso. Un ejemplo de ello es el caso de Josep Castiella, el monitor de Lloret de Mar acusado de abusos a una decena de menores. Inicialmente, tras declarar ante el juez de instrucción, quedó en libertad. Con la aparición de nuevas pruebas, entre ellas un vídeo en el que se le veía abusando de un menor, la fiscalía solicitó su encarcelamiento, y ahora está preso a la espera de juicio.
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