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FERIA DE JULIO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Román convence y logra la puerta grande

Los banderilleros valencianos César Fernández y Miguel Ángel García, resultaron cogidos.

El torero Román Collado da un pase con la muleta al primero de su lote.
El torero Román Collado da un pase con la muleta al primero de su lote.gustavo grillo (efe)

El toro que levantó el telón de la corrida apuntó poca fuerza desde que apareció en el ruedo. Con todo, fue capaz de derribar en el segundo encuentro con el caballo. Un derribo de inercia más que de fuerza. Cumplido un mero trámite burocrático, el toro ni fue malo ni bueno en la muleta. Tuvo su punto defensivo, pero también su nobleza y hasta cierto recorrido. Castella le puso ganas, pero no todo eran ganas lo que había que poner. No encontró la manera de salir más airoso del trance, aunque una serie al natural, bien entrada la faena, tuvo incluso profundidad. Nada más. Luego vino un apuro y, a continuación, el toro le robó la franela. Ya para entonces esa labor resultaba pesada. Y pasada de rosca.

Se acabó pronto el cuarto; antes de lo que tocaba. Castella lo saludó de muleta con un cambiado por la espalda, seguido de un banderazo y un nuevo cambio. Ahí acabó la cosa. Castella se metió muy de cerca, encimista siempre, y el toro que apenas tenía fuelle se vio agobiado: ahogado. Un soseras el toro y un obcecado Castella con las cercanías. La faena, ni para delante ni para detrás.

CUVILO / CASTELLA, LUQUE, ROMÁN

Toros de Núñez del Cuvillo. Correctos de presencia, con más cuajo los tres últimos. Solventados de trámite en varas. De poco juego. Segundo y sexto, los mejores de una corrida con poca casta.

Sebastián Castella. Casi entera trasera y algo desprendida (silencio); entera caída echando la muleta (saludos).

Daniel Luque. Estocada pasada –aviso- , - 2 º aviso- (saludos); entera trasera y descabello (silencio).

Román. Estocada desprendida –aviso- (oreja); pinchazo y entera desprendida (oreja).

Plaza de Valencia, 26 de julio. 6ª de Feria. Menos de media. El banderillero César Fernández fue asistido en la enfermería de una contusión sacro iliaca, pendiente de estudio radiológico. Por su parte, Miguel Ángel García, también banderillero de Román, fue operado de una cornada en el muslo izquierdo.

Un buen toro el segundo. Justo de fuerzas para aguantar un primer tercio de ley, pero con suficiente motor para la muleta. Obediente y noble a la vez. Toro de recorrido largo, que aguantó dos quites, de Román y de Luque, respectivamente, y una faena de su matador, Daniel Luque, larga y de muchos pases. Larga y de muchos pases la faena, también solvente y de una seguridad aplastante. Pero ayuna de sensibilidad. Faena mecánica a veces; controlada siempre y de una sola marcha. Luque mató a ese toro de un estoconazo, algo pasado, del que se resistió a morir, tanto que hasta hubo tiempo de que llegaran dos avisos.

De nuevo otra vez bien con la capa Luque en el quinto. Lo mejor con creces de Luque, el capote. Pero nada más puntuó. El toro con viaje a media altura, sin pizca de gracia y un Luque que comenzó bien pero que se desmoronó enseguida. Sin temple, ni mando, muchos enganchones tuvo la faena, y el toro que no ayudó a que la causa mejorara. Acabó el tema deslavazado y con torero y toro rendidos a la resignación.

Un toro con mucho que torear el tercero. Y un torero dispuesto, valiente, con actitud: Román. No pasó nada en varas, solo que el toro apenas fue picado porque no apuntaba para más. En plena brega del segundo tercio cogió de mala manera al banderillero César Fernández, que se salvó de milagro. No sería el único susto. El toro desarrolló a listo y aunque tuvo embestida pronta, también lo hacía un punto rebrincado. Román plantó cara. Mucha actitud, aunque sin gobernar la situación. Al intentar un natural resultó empalado y, de nuevo, el milagro apareció en el ruedo. No se asustó Román, que aguantó miradas desconfiadas del toro y aún tuvo que salvar algún apuro más. Con el toro ya orientado, Román se plantó de nuevo y a punto estuvo de ser cogido cuando intentaba una Bernardina. No se vino nunca abajo el torero, que acabó acobardando al toro que, sin disimulos, se fue a buscar refugio a terrenos de toriles. Allí lo mató Román. Y oreja ganada a ley, con sudor y casi con sangre.

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El sexto, que cogió e hirió al banderillero Miguel Ángel García al intentar clavar un par, fue toro para mayores logros. No como para echar las campanas al vuelo, pero dejó estar más. Román lo aprovechó. Más sereno, más seguro, Román lo llevó toreado casi siempre al nivel que le exigía el toro. No hubo diferencias entre el toreo con la izquierda y la derecha, todo muy nivelado. Con el de Cuvillo ya al paso, Román no bajó el tono. Cada pasaje de la faena era como ganar seguridad. Buen nivel el de Román en su presentación como matador en Valencia. Se ganó el premio de otra oreja y una singular vuelta al ruedo acompañado por el único banderillero que le quedaba en pie.

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