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Axel Hütte reflexiona sobre el género del paisaje

La exposición incluye una fotografía inédita de la selva de Irati

El País
De izquierda a derecha, Nerea Txapartegi, Susana Soto, Axel Hütte y David Barro.
De izquierda a derecha, Nerea Txapartegi, Susana Soto, Axel Hütte y David Barro.

El Museo San Telmo de San Sebastián abre este sábado al público la exposición Paisaje escindido, formada por 17 fotografías de gran formato del artista alemán Axel Hütte. Entre ellas podrá verse una inédita, recientemente realizada en la selva de Irati.

Hütte (Essen, Alemania, 1951) es considerado como uno de los principales representantes internacionales de la fotografía de paisaje. La exposición, comisariada por David Barro y que va acompañada de una publicación, es una reflexión sobre su trabajo en relación con la historia de la pintura.

Hütte forma parte de una generación de fotógrafos como Candida Höffer, Thomas Ruff y Andreas Gursky formados en la Kunstakademie de Düsseldorf en los años setenta que revolucionaron el arte de la fotografía. 

Hütte ha destacado por su forma de mirar y reflexionar sobre el paisaje como género. En sus imágenes todo permanece abierto y lo que se ve es tan importante como lo que no accedemos a ver. Es la imaginación la que completa los fragmentos que permanecen vacíos; lo subjetivo, lo personal, cobra un protagonismo esencial. La tensión entre lo que se esconde y lo que se muestra puede ligarse al paisaje como desposesión propio del Romanticismo, cuando desaparecen las figuras y los horizontes se abren hacia el todo y hacia la nada, y el viaje se torna una experiencia más interior.

El artista penetra en lo oscuro de las ciudades, cuando se sitúa ante un paisaje densamente nublado o las veces que se sumerge en el agua para capturar el reflejo, desdoblando la realidad. Barro señala cómo la elección antecede al enfoque, el autor captura lo extraño y destila esa realidad dejando margen para que el espectador pueda reenfocar la realidad según su punto de vista: "La distancia en Axel Hütte es algo emocional porque la realidad nunca se muestra completa", explica. 

En la exposición, por un lado está la niebla, por el otro el reflejo y siempre lo transitorio, lo inestable. "Todo eso es posible porque se toma su tiempo en la búsqueda y también le otorga tiempo a la toma; eso unido a la dimensión física, a la escala, muy cinematográfica, genera una atmósfera muy especial, en suspensión".

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